Por: Eduardo Kastika - @EduardoKastika
Para ser creativos tenemos que tener algunas habilidades. No sólo habilidades de las consideradas "creativas" (flexibilidad, capacidad de divergencia, imaginación, etc.). También, y sobre todo, las habilidades, destrezas y conocimientos propios del ámbito en el cual creamos.
Un músico creativo debe saber manejar un instrumento, manejar (aunque sea intuitivamente) elementos de armonía, tener nociones de cómo se trabajan los sonidos en la actualidad y así por el estilo.
Un persona que quiere crecer en una empresa debe saber de su oficio en particular (marketing, finanzas, sistemas...) y, además, debe tener ciertas habilidades vinculadas al management, por ejemplo, capacidad de liderazgo, buen manejo del tiempo, saber comunicar sus ideas, etc.
Hace algunos años, solía considerarse a la creatividad como una especie de polo opuesto del conocimiento. Hasta llegaba a suponerse que la creatividad estaba especialmente motivada por la falta de conocimiento ante un problema: "como no sé resolverlo, tengo que ser creativo".
Pero, desde hace algún tiempo, sabemos que el dominio de habilidades específicas que hacen a nuestra área de incumbencia, es un componente imprescindible de la creatividad.
Cuando nos negamos a aprender, también nos estamos negando a desarrollar nuestra creatividad.Porque reconocer que debemos aprender no tiene absolutamente nada de malo. Y disfrutar aprendiendo, incluso, ayuda muchísimo a la creatividad.
En algún punto, esto parece obvio. Sin embargo, estoy notando demasiado seguido que hay gente que ve a sus necesidades de aprendizaje como una suerte de signo de debilidad.
Y evitan encarar proyectos que los haga más competentes. Y hasta se enojan si alguien les señala que deberían capacitarse en algo.
Es como si, en vez de aprender, tomáramos atajos. Aquí van, permitiéndome el humor y ciertas ironías, algunos:
1. Conseguir alguien que nos diga que "ya estamos capacitados"Siempre vamos a encontrar a alguien que adule. Alguien que, sin corroborar demasiado, nos ubique en el altar de los conocedores de lo que sea.
Típico de los grupos que se conocen hace años y que "mantienen" determinados roles.
"Fulano ES un gran guitarrista", dicen. Porque recuerdan nuestros rasgueos en los fogones de hace 25 años. Sin tomar nota que hace 23 que ni nos acercamos a una guitarra.
2. Minimizar el esfuerzo del aprendizajeEs suponer, por ejemplo, que para aprender a hacer algo sólo falta "un poquito de tiempo" para dedicarse. Y listo.
"Y sí... Me gustaría escribir un libro con todas mis anécdotas en la empresa. Hoy cualquiera escribe un libro. Lo que pasa es que estoy con mucho trabajo y no tengo tiempo para sentarme y escribir. En el verano arranco y en un par de meses voy a ver si le presento algo a alguna editorial".
3. OfendernosTomar cualquier sugerencia vinculada a nuestro aprendizaje como un agravio. Como si nos estuvieran humillando.
- "Sería lindo que hagas algún cursito de cocina árabe".
- "¿Por qué? Acaso te morís de hambre con lo que cocino".
4. Compararnos con personas menos competentesSiempre habrá otra persona que sabe menos que nosotros.
- "Creo que te vendría bien agregar algunos conocimientos sobre biología para complementar tu trabajo de guía de turismo en Usuahia".
- "No estoy de acuerdo. Al lado de Jorge y Esteban, soy Darwin".
5. Decretar, por nosotros mismos, que ya sabemos lo que tenemos que saber- "Tenemos un nuevo cliente, importante, en Milán. Sería buenos que empieces a aprender italiano".
- "Estuve tres veces en Italia. Me manejo bastante bien: bonasera, grazie, bambino... Quedate tranquilo que me manejo".
6. Hacer comparaciones exageradas para restarle importancia al tema"¡Hay tala indiscriminada de árboles en Amazonas y tu única preocupación es que yo aprenda a usar el Excel!"
7. Responder con un listado de lo que sí sabemosEsto es, considerar el aprendizaje estrictamente como una obligación que ya está cumplida por el hecho de haber aprendido algo alguna vez.
"Soy técnico mecánico, tengo tres años de Arquitectura, leo inglés a la perfección, llegué a manejar obras de tres pisos... ¡Y ahora se te ocurre que tengo que aprender AutoCad!".
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