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Siete consejos para practicar disciplina positiva en los niños

Por Mamikanguro @MamiKanguro

Desde muy temprana edad hay que enseñarle a los niños lo que es la disciplina, ayudarlos a que su comportamiento sea bueno desde que están iniciando su primera etapa de desarrollo, para que más adelante te lo agradezcan y sean niños de bien. Los niños en edad preescolar comienzan a atravesar sus primeras rabietas, por motivos increíbles pero es en esta edad cuando el proceso de disciplina debe comenzar. Una de las razones por las que pueden molestarse es porque en su lonchera hay un alimento que ellos no querían y como no se miden, pueden comenzar a armar sus rabietas y tú quizás en un esfuerzo para controlarlo le gritas.

Siete consejos para practicar disciplina positiva en los niños

Cuando sientas que esta situación ocurre, es porque acabas de entrar en una carrera armamentista disciplinaria en la que no hay ganadores, sólo sentimientos de dolor, dolor de garganta y de la presión arterial elevada. Pero los padres no tienen que hacer una batalla, porque son los partidarios de la disciplina positiva, que enseña a los niños a comportarse sin amenazas, sobornos, gritos y mucho menos maltrato físico.

Aquí hay algunos consejos que me encontré en el camino y que te los dejo para lograr un mejor comportamiento y una conexión más firme y tranquila con tu hijo:

1. Hay que comprender el significado de la conducta: Naomi Aldort, autor de “criar a nuestros hijos, aumento de nosotros mismos”, dice que los niños quieren portarse bien, si parece que se pierde la marca, no es sin una razón válida. Lo más importante es darse cuenta de que todo lo que hace un niño, no podemos etiquetarlo como malos porque en realidad el niño está haciendo lo mejor que puede. Es tu trabajo como padre saber por qué lo está haciendo.

2. Céntrate en el control de ti mismo, no de tu hijo: es difícil mantenerse fresco en el calor del momento, pero el Dr. Katharine C. Kersey, autor de “El 101S: una guía para la disciplina positiva,” dice que los padres deben modelar los tipos de comportamiento que quieren que sus hijos emulen. No debemos hacer nada frente a nuestros hijos que no queremos que ellos hagan. En el caso de un comportamiento extremo, esto puede significar contar hasta diez, respirar profundamente o simplemente andando hasta que haya tenido tiempo para recoger. Existe una táctica inusual para mantener tu voz bajo control: en lugar de gritarle a tu hijo que está haciendo algo mal, trata de cantar.

3. Se consistente con sus expectativas: Aldort dice que los padres suelen pasar por alto un cierto comportamiento en la esperanza de qué va a pasar. Pero ¿adivina qué? dice “No pasa”. Si su niño muerde a otro niño, por ejemplo, debes mantener su brazo y dile que el comportamiento no es aceptable. Si continúa, entonces es el momento de sacarlo de la situación. A veces un niño puede intentar poner a prueba los límites con el argumento de la normativa. Cuando esto sucede, existen negociaciones para neutralizar mediante la repetición de un mantra sencilla cuantas veces sea necesario, como por ejemplo “Te quiero demasiado como para discutir.”

4. Prestar atención a la conducta: a menudo los niños se portan mal porque quieren tu atención, así que a veces vale la pena hacer caso omiso a las acciones que no quieres ver más. Cuando arman sus berrinches y lloriqueos sin razón, hazte el sordo y así aprenderá rápidamente que hay mejores maneras de comunicarse.

5. Redireccionamiento: los niños que escuchan “No” todo el tiempo tienden a ajustar esas directivas a cabo. Así que en vez de decirle a tu hijo qué no hacer, ofrécele un comportamiento positivo para reemplazar la mala conducta. Si vas al supermercado no esperes que esté sin hacer nada para que luego cuando comience con sus travesuras tener que decirle que no, por el contrario apenas lleguen al supermercado dile que te ayude a escoger las naranjas, o a llevar el carrito, así se sentirá que es útil y lo tendrás siempre a la vista y controlado, lo que quiere decir que no tendrás que decirle “no hagas esto” “deja eso”.

6. Explotar la fuga de energía: cualquier padre que ha estado en las trincheras sabe lo cansado que es cuando un niño se comporta mal, pero ¿sabías que la fatiga puede ser una ventaja? Por ejemplo, podrías desactivar una confrontación entre hermanos diciendo: “Wow, es necesario que peleen en otro lugar, porque podrían hacer que me de un drenaje de energía grande y creo que no voy a tener la energía que para llevarlos al parque después de la cena.” La mentalidad de los niños, cambiará y dejarán la pelea porque te metiste con algo que a ellos les gusta.

7. No sobornar: puede ser tentador ofrecer a tu hijo una galleta para comportarse bien durante una excursión, pero ofreciendo una recompensa quizás el niño reciba el mensaje equivocado, porque los niños pueden pensar “sino me porto bien igual seré recompensado”. En cambio la mejor recompensa para un niño es el tiempo con los padres y es que el tiempo de calidad es la clave para que un niño sea feliz y bien comportado. Se recomienda que cada padre pase por lo menos 15 minutos con su hijo todos los días, durante ese tiempo susúrrale en el oído lo maravilloso que es, lo mucho que lo quieres. Esta es la mejor inversión que puedes hacer en tu hijo.

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