Revista Cine
Me ha sorprendido muy positivamente esta película. Me esperaba un drama familiar menos compacto, con menos empaque, con un guión menos sólido y más previsible. Me equivoqué. La película de Gracia Querejeta es impecable, tanto en el fondo como en la forma. Se trata de un drama de familias que tanto gusta en el cine francés y que recuerda al mejor Techiné. Siete historias cruzadas a tres bandas. Inteligente metáfora y gran guión el escrito por Querejeta y David Planells. Un hilo conductor, varios Mcguffin y un puñado de subtramas componen el mosaico de interrelaciones de esta historia de presentes y pasados, de vivos y muertos, de instantes y recuerdos.
Los dos personajes femeninos son realmente potentes. Quizá el personaje de Blanca Portillo esté más cerrado que el de Maribel Verdú, pero ambas lo bordan. La inclusión de un niño y de la memoria del muerto, el detonante para que el pasado se recomponga en el presente, cierran perfectamente la secuencia generacional de esta historia donde los secretos no son tan profundos como pudiera parecer, pero sorprenden porque es el conflicto de los personajes el que va completando el puzle.
Sin duda una de las mejores películas que ha producido el cine español en los últimos tres años.