Siete minutos. Es el tiempo que dura el aterrizaje en Marte de las últimas misiones en las que ha participado España (la primera, con el instrumento REMS, Rover Environmental Monitoring Station) en la Curiosity, en 2012), un proceso de desaceleración de vértigo: de unos 5.900 metros/segundo a unos 0,75 metros/segundo. A eso hay que sumar los minutos que tarde en llegar la información.
Hace ya diez añazos de aquel momento de espanto, que nos dejaba conteniendo el aire y cruzando los dedos porque detrás había mucho esfuerzo. Desde entonces, el Centro de Astrobiología (que lideraba la estación medioambiental REMS) ha mandado dos instrumentos más: TWINS, lanzado con la misión INSIGHT en 2018, y MEDA, enviado en el rover Perseverance con la misión Mars 2020, que aterrizó en Marte en febrero de 2021.
Muchos minutos de terror. Mucho esfuerzo detrás de esos siete minutos que se hacen eternos. En aquella época escribía este post en esta santa casa, y lo titulaba "Estamos en Marte: resistid". Porque, diez años después, aún se queda mucha gente por el camino en esta nuestra ciencia española. Diez años que parecen, por momentos, el día de la marmota.
Les dejo con un vídeo que hicimos con toda nuestra ilusión para explicar de qué iba aquel primer instrumento que, a día de hoy, sigue funcionando y enviando información sobre las condiciones meteorológicas del planeta rojo. Parece que, al igual que muchos en estos lares, está hecho para resistir.