Las medidas coercitivas unilaterales no han sido desmontadas. Ciertamente, los cambios introducidos en la geopolítica mundial han replegado la política de asfixia aplicada por los EUA a nuestro país, circunstancia que ha sido capitalizada por la asertiva política de diplomacia de paz que instrumenta el Gobierno Bolivariano; hecho que brinda gran probabilidad de éxito a las perspectivas económicas de crecimiento proyectadas nacional e internacionalmente.
Estos vientos a favor no prometen ser duraderos. Conforme a los intereses del hegemón -que emplea dichas medidas para subordinar a los gobiernos soberanos como estrategia de manejo político- especialmente, en un año electoral como el que tenemos en puerta, aumenta las presiones para imponer -contra viento y marea- la candidatura que les sea más favorable a sus aspiraciones.
En este contexto, debemos doblegar esfuerzos por garantizar la estabilidad política y la paz como elementos indispensables para que la economía continué por la senda de recuperación -registrada hasta ahora, durante nueve trimestres de forma consecutiva- donde se aprecian cambios estructurales que apuntan hacia la diversificación del aparato productivo.
Las adversidades sorteadas por el pueblo venezolano desde el año 2013, posterior al triunfo del presidente Nicolás Maduro -bloqueo, sanciones, exclusión del sistema financiero internacional, pandemia, entre otras- han favorecido los cambios estructurales en la conciencia colectiva que en otras condiciones tomaría centenares de años.
Pese a los fallos inherentes a toda política económica, la del presidente Maduro ha sabido interpretar el contexto, calibrándole según las exigencias de la coyuntura, manejando exitosamente la gestión de la crisis en un proceso que podemos identificar en tres fases: 1) revertir la caída de la actividad económica, 2) estabilizar y, por último, quizás el más complejo, dado el contexto de guerra y asedio contra el país 3) crecimiento económico.
Crecimiento que se circunscribe en lo que el Presidente ha denominado como una de las Siete Transformaciones de cara al próximo sexenio. Retos y desafíos de un programa de trabajo integral del consenso debatido que expresa acciones concretas en diferentes dimensiones, preparando al país para el proceso de acelerados cambios que registra el sistema mundial, denominado como nuevo orden mundial: el de las economías emergentes (Brics+).