"Sigamos el ejemplo de Santo Toribio de Mogrovejo"
El sábado 27 de abril, el Cardenal Juan Luis Cipriani presidió la Santa Misa en la Basílica Catedral de Lima por la Solemnidad de Santo Toribio de Mogrovejo, Patrono del Episcopado Latinoamericano, con la presencia de numerosos jóvenes de las universidades y de los movimientos eclesiales de la arquidiócesis de Lima.
"Aprendamos del ejemplo de Santo Toribio, que tuvo una obra inmensa por todo el territorio americano, que hasta el día de hoy sigue iluminando la Iglesia en América Latina. Él se propuso ser santo y de su profunda amistad con Cristo sacó las fuerzas para realizar con valentía y entusiasmo la gran obra de la evangelización de América", reconoció en su homilía el Cardenal Cipriani.
"Santo Toribio creó el seminario, tuvo una gran preocupación por el clero diocesano, dio las normas para las catequesis y celebraciones litúrgicas, tantas obras suyas, que con el tiempo fueron creciendo, ahí está la diferencia con las obras humanas, porque las obras de Dios son silenciosas pero con el tiempo crecen. Santo Toribio hizo de esa santidad una tarea misionera", añadió.
El Arzobispo de Lima reconoció que la vida de Santo Toribio de Mogrovejo fue un regalo de Dios para Lima, el Perú y Latinoamérica.
"Su trabajo contribuyó para que la semilla de la fe católica prendiera en el alma de nuestros pueblos indígenas, generando una nueva cultura mestiza en la que la religión católica está en el centro de nuestra identidad", señaló.
En tal sentido, reconoció a Santo Toribio como un ejemplo para todos los sacerdotes y obispos de "un pastor con olor a oveja", como recientemente a pedido el Papa Francisco a todos los sacerdotes.
"Santo Toribio fue un Pastor con olor a oveja, ahí tenemos hace más de 400 años a un pastor que buscaba a sus ovejas, que no tenía ni mañana ni noche, por vivía permanentemente en esa tarea evangelizadora, entregado a los demás", mencionó.
"No era un líder, era un hombre de Dios, la gente iba atrás de su amor, de su ejemplo y de su entrega sacrificada. Santo Toribio emprendió una cruzada de defensa y promoción de la dignidad humana, sin ideologías, él buscaba a cada alma para llevarle a Cristo, para bautizarlo, para acompañarlos en el momento de su muerte. Y sacó todas las fuerzas de sus momentos de oración".
Finalmente, el Cardenal Cipriani exhortó a todos los fieles a seguir el ejemplo de santidad de Santo Toribio Alfonso de Mogrovejo.
"Imitemos su profundo afán de santidad. Que la gente vea en nosotros a los servidores de Cristo. Y Santo Toribio fue ese servidor de Cristo, ese buen pastor, ese hombre fiel que supo enseñar, santificar y guiar a los fieles con su trabajo generoso e incansable, totalmente entregado a Cristo y a los hombres con un afán misionero que surgía de una profunda vida de piedad", reflexionó.
"Si dejamos que Cristo entre en nuestra alma, si somos humildes, aparece luminosa la vida de un santo. Trabajen viendo en sus amigos a ese Cristo, esa fuerza, ese amor y ese calor", culminó.
En la celebración eucarística participaron numerosos jóvenes universitarios; así como jóvenes pertenecientes a los movimientos eclesiales y de las parroquias de la arquidiócesis, en el marco del Año de la Fe.
En la Santa Misa estuvieron presentes las reliquias de Santo Toribio de Mogrovejo, que el término de la celebración eucarística fueron trasladadas a su capilla en la Basílica Catedral de Lima para la veneración de los fieles.
Concelebraron con el Cardenal Cipriani, Monseñor Guillermo Abanto, Obispo Castrense del Perú; los Obispos Auxiliares de Lima, Monseñor Raúl Chau y Monseñor Adriano Tomasi OFM.; Monseñor Raimundo Revoredo CM., Obispo Prelado Emérito de Juli; así como numerosos sacerdotes de la Arquidiócesis de Lima.