Ruta: Madrid - Monasterio de Yuste - Garganta la Olla - Alcántara - Cáceres - Guadalupe - Trujillo - Évora (PT) - El Rocío - PN de Doñana - Matalascañas - La Rábida - Sevilla - Ronda - Málaga - El Torcal - Antequera - Córdoba - Casabermeja - Frigiliana - Cuevas de Nerja - Nerja - Granada - Guadix - Abrucena - Tabernas - Almería - San Miguel de Cabo de Gata - La Fabriquilla - Faro de Cabo de Gata - San José - Playa de los Genoveses - La Isleta del Moro - Rodaquilar - Las Negras - El Playazo - Agua Amarga - Playa de los Muertos - Níjar - Albaricoques - Sorbas - Mojácar - Vera - Cartagena - Vélez Rubio - Vélez Blanco - Pozo Alcón - Úbeda - Jaén - Baeza - Campo de Criptana - La Alberca de Záncara - Cuenca - La Ciudad Encantada - Madrid.
Desde Málaga, previo desayuno exprés con Virginia y Darío, viejos conocidos de El Salvador y que han sido papás, nos dirigimos hacia Antequera, donde se encuentra el paraje natural de El Torcal, unas formaciones calizas moldeadas por agentes meteorológicos que forman un paisaje kárstico surrealista y precioso. El día fue muy soleado, y aunque frío, permitió disfrutar del paisaje en todo su esplendor. Las carreteras secundarias de montaña que llevan hasta este lugar van mostrando paisajes constantes y tientan a pararse a tomar fotos cada 200 metros.
Desde allí bajamos para adentrarnos en el pueblo de Antequera propiamente dicho, donde aprovechamos para pasear y tomarnos unas cañas de media mañana acompañadas de un delicioso mollete relleno. En lo alto, como casi siempre, puede contemplarse el castillo, y en el horizonte la peña de los enamorados. Además, todo este sitio es patrimonio de la humanidad por la UNESCO, denominado "Sitio de los Dólmenes de Antequera", pues se han descubierto diversos yacimientos entre los que destacan varios dólmenes, unos enterramientos con forma de pasillo. Decidimos visitar el Campo de los Túmulos, paseamos por el sitio y entramos a los sepulcros.
Peña de los enamorados
Dólmen
Finalmente llegamos a Córdoba, donde aprovechamos la tarde para visitar los famosos patios (también patrimonio de la humanidad desde 2012), que aunque Diciembre no es el mejor mes para verlos, tenían flores y estaban bien coloridos. Un espectáculo único que todo el mundo debería conocer. Los que pudimos visitar están en unas casas antiguas donde los habitantes te las enseñan muy amablemente, una maravilla.Estatua al famosísimo Maimónides
Después nos fuimos a orillas del Guadalquivir, caminamos por el puente romano y atravesamos la "puerta del puente", una de las antiguas entradas de la ciudad. Desde ahí se accede a los pies de la Mezquita-Catedral de Córdoba, la que fuera la segunda mezquita más grande del mundo en su momento, después de la Meca. A la noche teníamos reservada la visita al interior con un espectáculo de luces y la narración de la historia, por lo que antes de esto paseamos por el barrio judío y nos perdimos felizmente por sus callejuelas. Una vez dentro de la mezquita la piel se empieza a erizar y los pelos se ponen tiesos ante tan magno monumento. Una obra de arte en todo su esplendor, que llena de historia, se abrió ante nuestros ojos para nunca borrarse de nuestros recuerdos.
Córdoba era la única capital andaluza que aún no conocía. Tanto a Vero como a mí nos dejó enamorados para siempre.