Revista Opinión

Silken puerta de valencia (valencia)

Por Candreu
SILKEN PUERTA DE VALENCIA (VALENCIA) HOTEL SILKEN PUERTA DE VALENCIA (****)
Cardenal Benlloch 28
46021 Valencia

Habitación: 219 Fecha de entrada: 13/05/2018 Tarifa: 90€ (A+D)

En una de las grandes avenidas de entrada a la ciudad, relativamente cerca del centro histórico y comercial encontramos este gran edificio incrustado en una manzana de viviendas. Una fachada totalmente acristalada en gris llena de simpáticos dibujitos en vinilo con motivos típicamente valencianos lo hace destacar del resto. En la parte superior en letras metálicas el nombre del hotel justo encima de una larga luminaria que realza el establecimiento durante la noche.


La planta baja resulta enormemente alta lo que provoca una majestuosidad en la recepción. A la que se accede por una curiosa puerta giratoria incrustada en un enorme pórtico acristalado. Pese a la anchura de la avenida, la luz de la ciudad y lo amplio de la cristalera, la recepción resulta algo oscura. Suelo porcelánico color tierra en el suelo. A la derecha, al fondo, encontramos el largo y pesado mostrador de recepción en madera con letras metálicas. Tres pantallas de ordenador incluyen tres puestos de trabajo aunque sólo hay un simpático recepcionista. Poco o nada llama la atención a excepción de una vitrina a la derecha con objetos de la marca Ferrari y un gran totem de madera con folletos turísticos de la zona. Tras el mostrador, una pared negra brillante con una luz retranqueada en su perímetro. A la izquierda quedan unos sofás y pufs en terciopelo de colores azules, grises y rojos, y un poco más allá el bar, algo bullicioso en ese momento. Aunque la sensación no es mala, no resulta sumamente cálida ni acogedora. En la parte superior un friso como de feldespato iluminado antes de las ventanas que dan al salón de la entreplanta en el que por la mañana se sirve el desayuno.
El simpático recepcionista nos identifica como cliente habitual, y nos ofrece una habitación con cama grande en vez de la de dos camas asignada. Cosa que agradecemos. Nos entrega dos trozos de papel con la complicada clave del wifi que es gratuito y veloz en todo el edificio. Nos hace firmar rápidamente en dos documentos y nos entrega la tarjeta de la habitación con el logo del hotel dibujado en ella. 
SILKEN PUERTA DE VALENCIA (VALENCIA)Volvemos sobre nuestros pasos y casi frente a la puerta de entrada encontramos los ascensores. Dos. Metálicos. Modernos. Cuidados. Con espejo oscuro en la pared del fondo y algunos carteles con información del hotel. Nueva botonadura y funcionamiento correcto. Las puertas se abren a un pasillo a derecha e izquierda. Puntos de luz casi a ras de suelo, moqueta en varias tonalidades de gris, paredes en azul cielo claro, igual que el techo. Puertas en madera clara con números metálicos. 

La puerta se cierra tras nosotros algo sonora y como desencajada. Colgando de su interior un enorme cartel de no molestar para colgar por fuera. El suelo muda a madera en tono gris, con algunas zonas algo desniveladas de altura, e incluso ligeramente inclinadas. A la derecha la ranura de la luz bajo una puertecita de plástico blanco que acoge el cuadro eléctrico. Un poco más adelante la puerta del baño: alta y de cristal. A la izquierda el armario abierto, sin puertas, con dos módulos: en un lado unas cuantas baldas. En una de ellas una caja fuerte algo antigua, una almohada de repuesto, la bolsa de la lavandería y una gamuza limpia zapatos. En el otro lado, una barra colgadora con media docena de perchas antirrobo.  A continuación el dormitorio. Grande y generoso. Bien iluminado, tanto por la luz artificial como por la ventana de apertura limitada situada en la pared del fondo que da a una de las calles laterales, estrecha. A la izquierda un espejo de cuerpo entero sin marco, sobre una larga pared recubierta de madera blanca. Abajo, un maletero generoso en madera clara con una tela negra para protegerlo de los golpes del equipaje. Un largo escritorio en madera a juego recubierto con un cristal blanco. Sobre él una lámpara de mesa en metal con tulipa en tono crudo, una bandeja con dos vasos, un display con el room service y una generosa televisión plana. Bajo el escritorio una papelera y un minibar con escaso surtido pero ajustados precios. En la pared una fea pegatina roja avisando que hay wifi y varios enchufes disponibles. La silla cómoda y mullida en piel marrón. Sobre todo este espacio hay cuatro puntos de luz halógena incrustados en el techo.

SILKEN PUERTA DE VALENCIA (VALENCIA)
En el espacio, generoso, que hay hasta la ventana hay un par de butacas tapizadas en rojo chillón y entre medio una mesa en madera oscura y metal. Junto a ello una lámpara de pie, con tulipa en tela color crudo y brazo metálico. Tras ello, la ventana, protegida por un foscurit, un visillo y una cortina que atrapan perfectamente la luz de la mañana.  En el lado derecho, la pared está pintada en color chocolate contrastando con el blanco del resto. En ella hay un cabecero a cuadros en madera clara, ribeteado con una efectista tira de led retranqueada. Bajo él está la cama. Enorme, doble, de un solo colchón vestida con un mullido edredón, quizá demasiado abrigado para la fecha. Cómoda. Suave lencería blanca. A cada lado sendas mesillas largas a juego del resto del mobiliario: maderas claras y tapas de cristal blanco. Sobre ambas, lámparas de noche de tulipa de tela cruda y pie de madera oscura. Sobre una de ellas además, un bloc de notas, un lapicero y el teléfono. Interruptores en color metálico, algo llamativos para apagar casi todas las luces. El juego de luces permite crear distintos ambientes, aunque ello implique que antes de acostarse haya que apagar algunas lámparas de modo manual. Tenemos que mover una de las mesillas para encontrar el enchufe disponible. 
SILKEN PUERTA DE VALENCIA (VALENCIA)
Al lado de la cama está el display del aire acondicionado. Sencillo: varias posiciones de potencia y una rueda para seleccionar la temperatura. Efectivo y bastante silencioso. El descanso no encuentra dificultades, pero aunque el hotel es tranquilo, la insonorización interior es manifiestamente mejorable y se oyen demasiado las voces del pasillo. La exterior es perfecta. El baño es moderno y amplio. Todo él en mármol blanco. Tanto que puede resultar incluso algo frío, hecho al que la luz contribuye. La junta que separa el suelo de madera del dormitorio del mármol del baño no está bien solucionada. A la derecha, el inodoro y frente a él un teléfono. De frente a la puerta, una encimera de madera sobre la que reposa un lavabo de escasa profundidad. Grifería monomando de diseño moderno. Demasiada potencia para tan poco caudal. Junto al lavabo hay dos vasos de plástico y en un artilugio de metacrilato se presentan los productos de aseo: tres botes de gel, champú y crema corporal, un set dental, otro de afeitado, unos pañuelos y una pastilla de jabón, todo ello empaquetado en cajas de cartón verde con la imagen del hotel. Sobre el lavabo, un gran espejo con varias lamparitas de cristal que lo iluminan. Bajo la encimera un radiador para las mañanas frías y una banqueta de metal y asiento de piel oscura.
SILKEN PUERTA DE VALENCIA (VALENCIA)
A la izquierda queda la bañera. Ancha, amplia. Protegida por media mampara de cristal fija. Dentro el techo practicable está demasiado "trabajado" y a la grifería moderna le falta algo de mantenimiento: el agua sale por muchos sitios. Abundante caudal, pero también excesiva presión. Temperatura perfecta. Una alfombrilla de baño, dos toallas grandes de ducha ofrecidas en un toallero anclado en la pared interior de la ducha, y dos toallas de lavabo, todas en blanco, sin logotipos, mullidas y limpias conforman el set de lencería que se ofrece.  Por la mañana en el salón de la entreplanta, que no nos dice nada,  se sirve el desayuno. Surtido generoso, variado y de rápida reposición: variedad de zumos, platos calientes (huevos fritos, revueltos, verduras, bacon, churros...), fruta cortada, embutidos y quesos, cereales, apetecible bollería. Tres enormes y digitales máquinas ofrecen un café bastante aceptable. Lástima que todas las mesas del salón queden demasiado juntas y que las sillas resulten algo incómodas.  Después, al ir a pagar, la única recepcionista que hay hace lo que puede por solventar la cola de viajeros que se forma en hora punta. Cuando nos toca el turno simplemente pregunta por el minibar y por el parking. Y nada más. 
Calidad/precio: 7

Servicio: 7
Ambiente: 7.5
Habitación: 8
Baño: 8
Estado de conservación: 7.5
Desayuno: 8
Valoración General: 8

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