Qué horror. Lo que pesa, Dios mío! Y sí, se pliega y despliega con bastante facilidad, pero lo que no hace es meterse y sacarse sola del maletero, operación que hago un par de veces al día y ahora en verano hasta cuatro veces, con las idas y venidas a la piscina. Es un esfuerzo increíble el que tengo que hacer para meterla, primero por lo que pesa y segundo por lo que abulta, que siempre se me atasca por algún sitio. Menudos sudores y cabreos cada día.
La silla está nueva y es que con Chiquinini la situación era la misma y en seguida le pasamos a una de esas que llaman sillas de “segunda edad”, mucho más ligeritas y manejables.Y a la Chiquinina creo que le espera la misma situación. Me resisto todavía a cambiarla porque a pesar de mis males y ciática incipiente, ella va fenomenal, bien sentadita, con espacio, protegida, se incorpora hacia delante sobre la barra de seguridad, y va feliz como una perdiz viendo mundo y dando grititos. En la otra silla va más incómoda, digamos que se “escurre”.Pero ahora llega un nuevo factor a considerar: las vacaciones. Con la silla grande es casi imposible viajar, porque aunque el maletero del coche es generoso, si metemos esa pedazo de silla no cabrán las maletas, la cuna, y toooooodos los demás achiperres playeros.Así que vamos a tener que pasarnos ya a la silla ligera. No voy a decir la marca, pero es hiperconocida y con una flota de sillas por ahí que vamos, ni que las regalaran. Lo entiendo porque la verdad nos ha dado buenísimo resultado con Chiquinini, es resistente y ligera. Cuesta un tercio de lo que cuesta la grande y en nuestro caso la hemos utilizado durante muchíííísimo más tiempo.Supongo que el fabricante se ha dado cuenta de estas cosas y por eso en dos años y medio ha duplicado el precio de la sillita en cuestión…:-(Revista Diario
La silla de paseo que tenemos para Chiquinina, heredada de su hermano, es fenomenal para ella…pero un dolor para nosotros sus progenitores.