Revista Cine

Silver Linings Playbook (El lado bueno de las cosas)

Publicado el 02 febrero 2013 por José Angel Barrueco
Silver Linings Playbook (El lado bueno de las cosas)
El lado bueno de las cosas, el horrendo título con el que han bautizado en España a Silver Linnings Playbook, es la nueva película de David O. Russell. Recalco esto último para quien no lo sepa o no se fije, pues me da la impresión de que la mitad (y me quedo corto) del público que va al cine (o que se descarga las películas del emule o se traga screeners en stream) ni siquiera se molesta en saber un poco más acerca de los directores, qué han hecho antes, por qué motivos y cuál suele ser su trayectoria. Y digo esto, también, porque el caso de Russell es atípico e interesante. A mí, en particular, suele sorprenderme: Flirteando con el desastre me descolocó por completo, era una comedia atípica; con Tres reyes se ganó el respeto de la industria y de la crítica, y triunfó en taquilla, y a mí me gustó mucho; con Extrañas coincidencias volvió a desorientarnos, ya que se trataba de una película marcianísima; luego llegó la que, para mí, es su mejor obra: The Fighter, que lo devolvió al número uno tras el descalabro de su anterior filme. Como cuentan en Imágenes de Actualidad, con Extrañas coincidencias se ganó fama de difícil y conflictivo y estuvo seis años sin rodar. Tras su retorno con The Fighter, que era un drama en toda regla, vuelve a sorprendernos: trata un tema tan delicado como el trastorno bipolar, y lo hace con un tono de comedia que empieza en lo atípico y desemboca en un final al uso (pero que le perdonamos porque, a esas alturas, sus personajes ya nos han enamorado).
Me gusta Silver Linings… porque disfruté con sus personajes, tras varias películas plagadas de enfermos, muertes, hambruna y violencia; me gusta porque Bradley Cooper está fantástico y porque el personaje de Jennifer Lawrence es una bomba y enamora; me gusta porque sabe cómo contar el punto de quiebra en el que una persona bipolar estalla y “descubre” lo que le ocurre (en este caso: la infidelidad de la mujer del protagonista, Pat, al que interpreta Cooper), y cómo es incapaz de superarlo (Pat aún cree que su mujer volverá con él, aunque tenga una orden de alejamiento de ella tras apalizar al amante; y él sigue en su película: se ha creado un mundo de fantasía en el que cree que sólo es una separación transitoria), y cómo necesita el contacto con otras personas conflictivas para salir adelante (y ahí entra el personaje de Lawrence); y me gusta, finalmente, por el rango de locura que el director ha sabido imprimir a la historia, ya sea mediante las acciones de los personajes, la locura que asoma incluso en quienes no están diagnosticados o la manera de filmar a los actores. Bien, vale, no es The Fighter; no sé si merece tantos premios (sí los merecen Cooper y Lawrence: esto lo tengo claro), probablemente no; pero te garantiza un rato de evasión y entretenimiento, lo que no es poco.

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