Silvia no deja de dar vueltas por toda la habitación, imposible pensar con tantos nervios.
Mónica le pidió si podía presentar "Mundos en dos ruedas", la última colección que iba a exponer hoy el College Photograph en sus salas siempre prestigiosas y tal vez con demasiado lujo para exhibir el tercer mundo.
Faltaba media hora y pronto entraría Dari para buscarla y como si no tuviera bastante, estaría presente en la exposición Armando Piccolo, el famoso tenor del cual no tenía idea de lo que Toño* pretendía con él: "Por favor Silvia, es importante, quiere ser mi mecenas y necesito su reconocimiento pero no puedo salir de Roma ahora", le había rogado unos días antes.
Qué diablos les pasaba a sus amigos, pensó rabiosa.
Sabía que delante de un micrófono se transformaba convertida en la mujer rutilante, segura, divertida.
Llegaron los brindis, los canapés y Mónica a pesar de no ser un modelo de cortesía mantuvo el tono adecuado.
En cada foto volcaba todo de sí, esa mezcla de pasión y arte, de visión y descubrimiento y cada una de ellas estaba impregnada en la calidad técnica, expresiva y emocional. Lágrimas de verdad, vida.
Dari, sonreía al director echándole a Mónica una mano con su forma tan peculiar de conquista y ternura irresistibles con la que Robert Shelktoc estaba encantado y también podría decirse de ella otro tanto.
Hasta que se acercó Armando Piccolo y cambió toda la escena, un maduro elegante que a pesar de su fama por las mujeres de la ópera, no dejó caer ningún signo de malas artes.
Recorrieron juntos los salones y se dejaba llevar por la modulación de la voz, tan sincronizada, tan perfecta.
Sin saber por qué la conversación fue tomando un rumbo más personal e íntimo y ya no era el famoso y arrogante Piccolo sino un romano que deslumbraba en italiano. Un deseo soterrado se iba colando en medio de las fotos y la noche.
Y de pronto, esa voz de serpiente sinuosa y sensual comenzó a representar la escena de Violeta y Alfredo (La Traviata)Y ahí mismo sin tregua ni silencio con esa voz de tenor enamorado y fogoso soltó:
-Amo a Toño con una pasión que nunca había sentido...
(Pobre Violeta imaginé apartándome de sus palabras.)
Solo le faltaba ponerse a llorar y ella venga a brindarle el hombro frágil a semejante "pezzo d'uomo".
De pronto, dos siluetas a contraluz los sorprendieron en medio del "aria" y sólo quedaba para rematarla el delirio de los "¡bravo!"-Perdón por la interrupción, no pre... - era la voz tímida de Dari.
-¡No, por favor, nada de eso! - la cortó Silvia con vehemencia.
Después todo quedó en manos del director agradeciendo su presencia y las chicas observando con detalle qué es lo que se estaban perdiendo.
Qué le diría a Toño que necesitaba un apadrinaje en Roma. ¿Qué significaba Piccolo para él?
Y es que Toño no tiene desperdicio...
Nota: Silvia, Mónica y Dari son tres amigas de la infancia que siguieron juntas a través de los años compartiendo historias, sueños, alegrías, llantos, pérdidas, amores y desamores.
Basada la idea en mis amigas del alma.
*Toño, amigo desde que nació Silvia.