A mediados de los setenta, Gene Simmons, Kiss, ya ponía cuernos
Hay imágenes que identifican inmediatamente y con precisión el rock & roll, además de reconocerse en ellas a grupos, discos o momentos señalados. Asimismo, existen otros símbolos tan asociados al rock como los logos aunque menos tangibles, como pueden ser los cuernos que blanden los heavys en los conciertos, los caderazos de Elvis o el paso del pato de Chuck Berry
Los símbolos e imágenes identificativas están por todas partes. En el negocio del rock existen abundantes logos representativos de grupos, así como fotos e ilustraciones de todo tipo que inmediatamente se asocian a algo relacionado con el rock. Por ejemplo, no habrá aficionado al rock que no reconozca el prisma de Pink Floyd, el emblema de Ramones (con el que venden más camisetas que discos), El AC DC con el rayo en medio, The Who en la diana, la corona con los leones y el pajarraco de The Queen, la aglomeración de gente del Sgt Pepper de Beatles, el cartel del Festival de Woodstock, el rayo que atraviesa la cara de Bowie o, ¡cómo no!, la lengua de los Rolling Stones (inspirada en una imagen de la diosa hindú Kali sacando la lengua).
Pero existen otras estampas no impresas que son tan representativas como esas. Por ejemplo el puño levantado con los dedos índice y meñique estirados, signo llamado mano cornuda o cuernos del diablo. Y lo usan tanto las estrellas como el público. Seguro que tiene antecedentes en diversas culturas, pero aplicado al rock duro hay dos que se adjudican el ‘invento’. Uno es Gene Simmons (Kiss), quien hace décadas que se proclama autor del gesto. El otro es Ronnie James Dio, el cual afirmó que lo aprendió de su abuela (de ascendencia italiana) que le mostró por primera vez ese signo al explicarle qué era el mal de ojo, y que esa postura de la mano lo ahuyentaba; también dijo que como Ozzy Osbourne (a quien sustituía en Black Sabbath) hacía el símbolo de la victoria, él pensó en otra cosa, otra marca, los cuernos del diablo. Hace unos años Simmons intentó registrar la mano cornuda como propiedad intelectual…, en el registro aun deben estar riéndose. De todos modos, en el dibujo de la portada del ‘Yellow submarine’ (1969) de Los Beatles se ve a John Lennon poniendo claramente esos cuernos (¿hasta esto inventaron?).
Pocos guitarristas se habrán resistido a practicar alguna vez el tan icónico paso del pato, ‘Duck walk’, de Chuck Berry. Y el caso es que quien primero hizo eso de saltar con una pierna flexionada mientras se mantiene la otra delante sin dejar de tocar la guitarra fue el bluesman estadounidense T Bone Walker. Lo que sí hizo Berry fue enriquecer ese paso de baile moviendo la cabeza adelante y atrás y, a veces, tocar mientras camina con ambas piernas flexionadas. Él mismo contó que todo comenzó cuando, en un concierto en 1956, trató de disimular las arrugas de su traje, así que se puso a realizar ese ejercicio casi gimnástico (más difícil de lo que parece); y al comprobar que cada vez que lo hacía la gente se volvía loca saltando y gritando, no dejó pasar actuación sin dar los oportunos pasos de pato. Muchos guitarristas, estrellas o no, se han marcado alguna vez ese movimiento.
Cuando Elvis Presley estrenó públicamente sus célebres y atrevidos movimientos espasmódicos de cadera causó auténtica conmoción; a algunos les encantó y a otros escandalizó. Corría el año 1956. El nuevo ritmo encantaba a los jóvenes y disgustaba a los más retrógrados, pero el negocio iba por ahí, de modo que las cadenas de radio y televisión comprendieron que el rock & roll tenía atractivo suficiente para ganar audiencia rápidamente. Elvis, la nueva e imparable estrella, firmó un contrato para actuar tres veces en el ‘Ed Sullivan Show’ por cincuenta de los grandes. Y ello a pesar de las reticencias de Sullivan con Elvis y el rock & roll, considerados excesivamente sexualizados e incluso obscenos por el famoso presentador. Pero la competencia se le había adelantado y, emitiendo una actuación de Elvis, había logrado muy altos niveles de audiencia, así que tuvo que ‘tragar’ y llevar a Elvis a su programa. En la primera aparición del rey todo fue bien, pues se portó como un buen chico; pero la en segunda Elvis se desmelenó y empezó con sus caderazos y sugerentes movimientos, por lo que hubo protestas por esas imágenes que “pueden corromper a los jóvenes”, dijeron algunos, e incluso se desataron manifestaciones en varias ciudades en las que las multitudes quemaron y ahorcaron imágenes de Elvis. Aún así se emitió la tercera actuación en dicho show, pero sólo enfocaron a Elvis de cintura para arriba.
Los cuernos del diablo, el paso de Berry y los movimientos de Elvis siguen presentes hoy, y raro será el concierto en el que no aparezca alguno.
CARLOS DEL RIEGO