Una de las grandes experiencias que da la vida es la paternidad. Tanto hombres como mujeres entramos a un parte aguas en nuestras vidas una vez que somos padres.
Emprender un negocio es muy similar a ser padre. Las situaciones que se presentan son muy parecidas. Veamos cómo es esto.
La Larga Espera:
La situación es propicia. Surge la idea de ser padres. La pareja se prepara y llega la buena nueva. La mujer está embarazada y hay que correr una larga espera de cuidados y prácticas saludables. La idea es que el nuevo miembro de la familia llegue a este mundo saludable y en buenas condiciones.
Hay que preparar la ropita, aprender los cuidados del bebé, prepararse con los gastos de maternidad y demás cuestiones médicas. El recién nacido requerirá su espacio, un ambiente especial y bastantes cosas más
Cuando tenemos una idea de negocio y vemos que las condiciones de mercado son propicias, si vemos que existe bastante probabilidad de que el negocio sea rentable y sustentable, es cuando decidimos dar el paso de emprender.
A partir de ahí viene una serie de trabajos previos; estudios de mercado, plan de negocios, costeo, pruebas piloto, compra de equipo, contratación de personal y entrenamiento del mismo, trámites legales tramites financieros, y un sinfín de labores adicionales que son requeridas antes que podamos cobrar un solo centavo por nuestros productos y servicios.
El Nacimiento:
El embarazo llegó a término sin contratiempos o tal vez con algunos pequeños sobresaltos. Ya llegó el gran momento; nace el pequeño. A partir de entonces ya nada es igual. Como pareja tenemos una nueva y enorme responsabilidad.
Los desvelos son agotadores, la dedicación debe ser total. Alimentarlo, mantenerlo limpio, abrigado, en un ambiente confortable, limpio e higiénico. Vacunarlo según las recomendaciones del médico, realizar chequeo periódico con el pediatra. Todo esto nos consume energías y dinero.
Con un nuevo negocio o emprendimiento las cosas son iguales. Tal vez al inicio el nuevo empresario tenga que hacer la mayoría de las cosas por el mismo. La mayor parte del tiempo va a tener que es estar al tanto de los prospectos, supervisar la promoción de ventas, atender los procesos de generación de producto o prestación del servicio y llevar a cabo los ajustes que se requieran. Igual que con el bebé la naciente empresa requiere mucha energía dedicación y gastos.
El Inicio de la Estabilidad:
En cierto momento el bebé empieza a crecer y tener desarrollo. Nos deja un poco más de tiempo libre. Su cuidado se convierte en una cuestión de rutina. Eso no significa que podamos dejarlo desatendido. Posiblemente, y si existen recursos disponibles y gente de confianza, podamos dejarlo a cargo de alguien más. Tal vez una Nana. De esta forma, como pareja podemos dedicarnos a trabajar para el futuro. Obviamente deben estar al tanto de lo que sucede.
En los negocios de Start Up las cosas son muy similares. Cuando ya tenemos la empresa funcionando de forma más o menos estable. Cuando tenemos los procesos definidos y los métodos de control implementados, podemos, ser realmente empresarios. Dedicarnos a las cuestiones que tienen que ver con el futuro de la empresa. Podemos dedicarnos a labores como buscar el crecimiento de las ventas, pensar en la diversificación, explorar la conquista de nuevos mercados etc. Esto es posible si dejamos a cargo a personas debidamente habilitadas para las labores rutinarias.
El Crecimiento:
Trabajamos duro como pareja. Pudimos lograr una buena educación al infante. Su aprendizaje escolar se mantiene observado por nosotros y sus buenas costumbres se le van inculcando en casa. Le educamos en base a una serie de valores y principios morales. Esa pequeña persona empieza a perfilarse como alguien que tiene un buen futuro.
La empresa se consolida en su mercado, las labores del dueño y los socios empiezan a mostrar buenos frutos y entra en una etapa de madurez. Se planea incursionar en nuevos mercados y lanzar nuevos productos y servicios para sustituir a los que empiezan a declinar. La pequeña empresa apunta al crecimiento con buenas perspectivas.
La Adolescencia:
El jovencito empieza a quererse emancipar. Se dio cuenta que tiene libertad de pensamiento y libre albedrio. Empieza a tomar sus propias decisiones. Esto es bueno pero debe mantenerse firmeza en manos de nosotros como padres. Fácilmente puede desviar su camino y arruinar toda su vida futura.
Las empresas al crecer deben mantener un orden y seguir la visión inicial y los principios que guiaron su fundación. De esta forma pueden mantener un crecimiento sano y sustentable. Si la empresa trata de seguir las prácticas de moda solo por ser moda puede llegar a traicionar esos principios y perder ese mercado que tanto trabajo le costó. La labor del fundador y los socios es similar a la del padre con hijos adolescentes; ser tolerante pero tener mano firme en la cuestión de visiones, valores y principios.
La Madurez y Consolidación:
Después de muchos años de esfuerzo se puede ver al pequeño(a) convertido en una persona de bien. Con su profesión u oficio bien definido. Con principios morales y valores muy arraigados. Es el momento de dejarlo volar. Quizá en ese momento ya escogió pareja y arranque un nuevo ciclo de vida.
Si las empresas sobreviven la etapa equivalente a la adolescencia es probable que se encuentren en el momento de establecer alianzas, sociedades o fusiones que consoliden mercados y hagan que el sueño de años atrás se cristalice deforma definitiva.
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