Revista Cultura y Ocio

Simo häyhä, la muerte blanca

Por Onsokumaru
 Hay gente que se aburre y que no ha descubierto Youtube para matar las horas. Algo similar le pasó
al líder soviético Josef Stalin cuando decidió, en el invierno de 1939, mandar a 1 millón de sus
muchachotes a incordiar a sus vecinos finlandeses. Para Stalin no era más que un gamberrada, pero
a los ojos de los finlandeses el verse rodeados de comunistas ateos pisando sus campos y orinando en
sus ríos se les antojaba como una broma de muy mal gusto.
A pesar de la fama de bebedor de vodka y paranoico a tiempo completo no se le podía achacar al
simpático de Stalin de idiota, la Alemania nazi de otro personaje que se dedicaba a incordiar a todo
lo que se le ponía por delante, tenía la posibilidad de atacar la URSS usando a  Finlandia como
trampolín. Necesitaba instalar bases y alejar a una ciudad tan importante como era Leningrado de
los escasos 30 kilómetros de la frontera finlandesa.
Finlandia no se encontraba en el Top Ten de potencias militares de la época (ni actualmente) y
contemplar al protagonista de hoy tampoco nos da la idea de ser un G.I Joe perfecto, un Terminator o
el doble de Rambo en versión nórdica. Éso mismo pensaba Stalin cuando declaró la guerra a
Finlandia en los primeros meses de la II Guerra Mundial.
Hay dos clases de soldados que pasan a la historia: los que nacen y se crían para la guerra que
únicamente conocen el campo de batalla, como nuestras queridas Abosi o los televisivos Espartanos
y los que por circunstancias de la época se ven apartados momentaneamente de su vida como
figurantes en un episodio de "Heidi" y se ven abocados a la lucha.
Si le preguntamos a alguien que diga el nombre de un francotirador famoso tendremos la alta
posibilidad (digamos que un 98%) que diga el nombre de Vasili  Zaitsev, ya que Hollywood se encargó
de llevar a la gran pantalla su vida militar en Stalingrado en la película "Enemigo a las puertas".
No hay restarle méritos a uno de los mejores sniper de la historia, pero el auténtico embajador de la
muerte es el protagonista de hoy, con sus 1,52 metros de estatura y con cara de no haber matado a nadie
en su vida, les presento al grandioso:
Simo Häyhä (17 de diciembre de 1905 - 1 de abril de 2002) nacido en la aldea de
Rautjärvi, en la frontera ruso-finesa, conocedor de las inclemencias del invierno, la dureza de los
bosques helados y gran amante de su país.
 Realizó el servicio militar, como buen mozo finlandés de 17 primaveras, en el 2º Batallón Ciclista en
SIMO HÄYHÄ, LA MUERTE BLANCA
el año 1925 y durante 15 meses, alcanzando el grado de cabo y ya dejando patente sus buenas artes
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con un fusil. Pero antes de su paso por el ejército él ya
 conocía los sabores que deja la pólvora quemada después de un disparo, estaba enrolado en la
SUOJELUSKUNTA de Rautjärvi, hablar de este cuerpo militarizado sería hablar de la guerra civil
que asoló el país, dividiéndolo entre los comunistas (apoyados por la URSS) y los "queremos ver quemados vivos a todos los comunistas" de la  Guardia Blanca,
salvando las distancias serían como los bandos de nuestra propia guerra civil.
 Finlandia fue un ducado de Rusia desde 1809, pero al llegar la Revolución de 1917 a la madre Rusia, su control sobre este país dejó de existir y conseguiría la independencia. Los comunistas finlandeses quisieron una unión con la reciente
URSS en 1918, provocando el inicio de la guerra civil.
La familia de Simo también sufrió los rigores de esta guerra, un hermano murió y una de sus
hermanas quedó herida.
Ganó la facción luterana y de derechas y sus facciones armadas
evolucionaron y se transformaron en esta especie de "Guardia Nacional". Ahora comprendemos que así un ruso comunista era lo peor que podía poner los pies en su territorio.
Cada municipio podía
tener el suyo propio. Para su ingreso se debían cumplir varios requisitos y uno de ellos era no haber
estado en el bando comunista en la guerra civil... ya conocemos el porqué.
Uno de los entrenamientos que más hincapié hacía este grupo de alegres Boy-Scouts era el tiro donde Simo
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ganó varios trofeos y competiciones.
Vuelve a su aldea a cazar alces, sembrar los campos y cortar leña en una apacible escena de vida
rural. Pero llegan las hordas de soviets con malas intenciones y es llamado a filas. Fin de la bonita
escena agreste.
Ahora es cuando Simo cambia los alces por soldados bolcheviques como objetivo y empieza a forjarse
como una leyenda.
Como armas para tal fin escoge dos o más bien dicho, no tiene otra elección que las dos que citaré
dentro de un rato, el ejército finlandés no estaba bien equipado, su material bélico era un pupurrí
de los antiguos arsenales rusos ubicados en el país antes de su independencia y otras de procedencia
variable, pero desfasadas para la guerra que se les avecinaba. El bueno de Simo tuvo en sus manos
su propio  fusil de caza Mosin-Nagant M/28-30 "Pystykorva" de (ironías de la vida) procedencia
rusa y modificado en Finlandia y el excelente subfusil Konepistooli kp/31 de 9mm. ideal para
ráfagas a corta distancia en los densos bosques fineses.
Su bautismo de fuego se produce en la campaña del río Kollaa, también conocida como "El milagro
de Kollaa" ya que los cojones heroicidad de un reducido grupo de finlandeses paró a toda una
división soviética.
Aquí se encontraba Simo encuadrado en la 6ª Compañía del Regimiento de Infantería 34 (JR 34)
avasallando a los rusos, con una media de 5 bajas diarias y con el récord personal de 25 en una
jornada que debería ser como tirar al pato. Ahora un paréntesis para remarcar una de las posibles
razones para estas cifras de muertos:
todo el mundo piensa que los rusos provienen de Siberia, son rudos y resistentes al frío como un
demonio. Quizás sea así, pero las tropas que envío Stalin a invadir Finlandia estaban comandadas
por oficiales ascendidos únicamente por méritos de amiguismo en el Partido Comunista. Los buenos
oficiales habían sido "invitados a visitar fosas comunes" en la Gran Purga, la eliminación de
aquellos posibles enemigos de la Revolución o simplemente aquellos que Stalin pensaba que no lo
aceptarían como amigo en el Facebook.
Así que tenemos a un ejército lleno de oficiales incompetentes, sin iniciativa y temerosos de que los
Comisarios Políticos les dispararan a la cabeza por retirarse de una batalla perdida.
Sus despreocupados soldados iban desprovistos de los pertrechos necesarios para combatir en los
bosques nevados, sus vehículos se congelaban si no estaban encendidos contínuamente y el terreno
era aterrador, nieve, nieve y más nieve sobre ríos helados que los finlandeses aprovechaban para
hacerlos saltar por los aíres y así ahogar a estos incautos soldados. Y el frío,  temperaturas que
solían rondar entre los -20 y -40 ºC, lo suficiente para tener a los soldados más preocupados por
calentarse las manos que de protegerse de nuestro pequeño gran hombre.
Y volvemos con la carnicería, en la batalla conocida como "Kill Hill", 32 finlandeses contra 4,000
hombres de la 156 División soviética. Entre ellos estaba Simo, que compartía tienda de campaña con
el teniente de la compañía, Aarne Juutilainen "El Terror de Marruecos", un veterano de la Legión
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Extranjera Francesa, no es de extrañar que esta pequeña unidad pudiera contener la ofensiva rusa,
un excelente oficial y unos soldados bien conocedores del terreno, todo lo contrario de ellos.
Y así nuestro hombre empezaba un  día cualquiera saludando a su jefe, desayunaba bien (nada de
Donuts y porquerías varias), comprobar por enésima vez su fusil, apañar entre 50 y 60 cartuchos,
un cuchillo y varias granadas de mano y a trabajar.
Una vez en el campo de batalla escogía un lugar elevado y desde allí preparaba su "killzone":
SIMO HÄYHÄ, LA MUERTE BLANCAcompactaba la nieve para que ésta no se levantara al disparar y así delatar su posición, introducía
nieve en la boca para no producir vaho al respirar, aprovechar su compacta estatura metido en un
uniforme totalmente blanco , comer cubitos de azúcar y näkkileipä (galletas de centeno) mientras
esperaba el momento oportuno y disparar con pasmosa puntería con otra de sus características, no
usar miras telescópicas.
Años de caza utilizando las miras de acero de su fusil le sirvieron para no caer en los fallos de otros
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snipers que lo perseguían para darle muerte: tienes que levantar ligeramente la cabeza, la mira se
empaña, se vuelve frágil con el frío y puede producir destellos que le sirvan al contrario para
localizarte. Otro tanto más a favor para ser considerado el mejor de todos los tiempos.
¿Sus números?, 505 confirmados, pero seguramente su número ascienda a 542, todos ellos con su
fusil de cazador. Hay que sumar otros 200, con el subfusil. No es de extrañar que los soviéticos
tuvieran miedo de ese sniper escondido entre la nieve, invisible y que estaba causando demasiadas
bajas, le empezaron a llamar "la muerte blanca" (Belaya Smert, en ruso).
Organizaron batidas especiales para acabar con él, disparos de artillería y grupos de contra-sniper,
pero no lo consiguieron. Mejor dicho, Simo acabó con ellos.
Su fama también llegó a los oídos de sus compatriotas y al llegar a su baja nº 200 recibió varios
regalos: un reloj, un par de guantes y un bonito fusil de parte de un admirador sueco.
SIMO HÄYHÄ, LA MUERTE BLANCAPero la mala suerte llama a su puerta y en una de sus emboscadas recibe el impacto de una bala
explosiva del enemigo en plena cara, un tipo de proyectil conocido popularmente como "bala dum-
dum" y prohibidas por la Declaración de San Petersburgo de 1868, pero a los soviéticos no les
importaban mucho cumplir las normas como haría Amstrong años después con las sustancias
prohibidas.
Con media cara destrozada no se ha confirmado como logró llegar al campamento: unos dicen que
consiguió hacerlo por sí mismo después de matar al cabrón sniper contrario, otros dicen que fue su
propio primo el que lo encontró moribundo y se hizo cargo de él  y otros que fue transportado junto a
otros cuerpos pensando que estaba muerto.
Lo que sí es cierto es que estuvo 1 semana en coma y necesitó 26 operaciones de cirugía para
reconstruirle (lo mejor posible) su rostro. También es cierto que no se encontró su querido fusil en el
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lugar donde cayó herido.
Justo cuando despertó del coma Finlandia firmaba la paz con la URSS, la guerra duró 105 días de los
cuales Simo estuvo activo 98 y la última semana de coma, ¿y si la guerra fuera más larga?,¿cuántas
bajas podría haber causado?, si extrapolamos datos  20 hombres con sus números habrían bastado
para aniquilar por completo a una división en 3 meses...
Simo recibió en total 7 condecoraciones, una de ellas la "Cruz Kollaa" nº4, es decir, justo detrás del
Presidente, el Jefe del Ejército y el General encargado de la defensa de aquella región, todas ellas de
plata, las demás que se entregaron no tendrían como base ese metal precioso. Además se le ascendió de cabo a segundo teniente, una carrera meteórica en el ejército.
Entre los años 1941 y 1944 comenzó la 2º guerra entre los dos países, llamada "Guerra de
Continuación", pero en esta ocasión le denegaron su alistamiento a causa de sus heridas. Continuó
sirviendo a su país, recolectando caballos para el ejército y sin disparar.
Una vez finalizadas todas las contiendas se dedicó a lo que siempre fue, como un granjero con sus hermanos en el pequeño pueblo donde había nacido y como recompensa a todos sus servicios el gobierno
finlandés le entregó una granja en 1961 en el mismo pueblo, donde viviría hasta 1970 como un
 famoso criador de perros, campeón de un certamen de caza durante varios
SIMO HÄYHÄ, LA MUERTE BLANCAaños seguidos y de vez en cuando abatiendo renos con el presidente del país.
Siempre soltero se mudó a un pequeño apartamento de una única habitación hasta su ingreso en el
hospital de veteranos de Hamina en 2001 donde falleció al año siguiente.
He aquí la (h)istoria de un pequeño gran hombre que a pesar de haber matado a 700 personas y
dicho con  sus propias palabras: "Soy un hombre afortunado. Nunca he tenido sueños sobre la
guerra. Siempre he dormido bien, incluso en la guerra " y "Yo no sentía nada hacia el enemigo. Solo
disparaba, cargaba y continuaba mientras los siguiera habiendo".
SIMO HÄYHÄ, LA MUERTE BLANCA

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