Con periodicidad casi exacta y no buscada se da en mi ser que cada 6 años y medio tengo ocasión de ver a Simple Minds, sin duda una de las grandes bandas que la explosión musical de la nueva ola de finales de los 70 y primeros ochenta nos ha deparado la historia. Y curiosamente todas las citas con el grupo liderado por el carismático Jim Kerr siempre han tenido algo de especial. En septiembre de 2005 en la extinta sala Aqualung les vi en un reducido concierto de poco más de una hora con el que presentaban en Madrid su por entonces nuevo disco “Black And White 050505” y a cuyo show solamente se accedía por invitación. En febrero de 2012 les vi en La Riviera en la acertada gira con la que reivindicaron sus primeros 5 discos de estudio. En esta ocasión lo especial venía por el lugar del show, el Jardín Botánico de la Universidad Complutense, dentro del festival “Noches Del Botánico”, un recinto más que válido e idóneo para disfrutar como se debe de un buen concierto.
Cuando llegamos al recinto sonaba “Sowing the seeds of love” de Tears For Fears y cuando ya pasábamos por el pasillo de diversos stands escuchamos “Bad case of loving you” del malogrado Robert Palmer. Todo ello venía del dj set de Juan Pablo Jiménez, que fue el encargado de dar el pistoletazo a los eventos de la noche. Antes de la hora que tenían fijada, a eso de las 20:50h, salieron al escenario principal Gimnástica, el artista invitado que amenizaría la espera hasta que a las 22h recibiéramos a Simple Minds. Gimnástica, formación de brío rock concretado en quinteto con 2 guitarras, bajo, batería y cantante que también se hace cargo de los sintes, demostraron energía y potencia. En algo más de 40 minutos dispusieron un set animoso por lo general, en el que hubo varios pasajes celebrables. Se ve que también tuvieron la ocasión de telonear a los Simple Minds en Granada. Aquí debajo Gimnástica en acción.Los escoceses protagonistas principales de la noche no se hicieron demasiado de rogar. Serían las 22:05h cuando comienza a sonar el sonido intro que nos ponía en sobreaviso de lo que llegaba. Y ahí estaban los Simple Minds, comandados por un excelentemente conservado Jim Kerr, con su sempiterno escudero que es ese notable guitarrista llamado Charlie Burchill. No sabía que Mel Gaynor ya no estaba en la batería (podría ser su hija Cherisse Osei que le ha sustituido) y la plantilla de Simple Minds en directo se completaba con otro guitarrista, bajista, teclista y apoyo vocal en coros. Todo bastante igualitario y paritario en cuestión de género, ya que el grupo cuenta con 3 mujeres que tuvieron su papel relevante en el show con protagonismo destacado en ciertas fases.
Arrancaron con canción del último disco “Walk Between Worlds”, del cual Jim hizo su correspondiente propaganda atreviéndose a afirmar ante el público que era su mejor disco; “tengo cara de no decir la verdad” preguntó Jim a la audiencia. No obstante, eso sería más adelante cuando volvió la banda a retomar el nuevo trabajo de estudio. El pistoletazo de salida vino con “The signal and the noise”, que cumplió voluntariosamente con la ruptura del hielo y dejó la cosa pintiparada para que el grupo comenzara a soltar trallazos sin más concesiones.
La tripleta de canciones que encadenó la banda acto seguido rindió incluso al más escéptico que hubiera podido acudir con ciertas reservas. Y además hay que destacar la variedad de matices en este terceto, vean: “Waterfront”, “Let there be love” y “Lovesong”. Como pueden ver, una de cada época, la primera la que supuso un primer acercamiento al rock de masas perteneciente a aquel “Sparkle In The Rain”. Se representó intensa, como debe ser. La 2ª correspondiente a la etapa del rock maduro de comienzos de los 90 y la 3ª nos metió de lleno en el momento más nuevaolero del grupo, con un guiño de Jim a Madrid en particular recordando con el público en los primeros compases su actuación en Rock-Ola; “éramos muy jóvenes” afirmaba el señor Kerr. Y tanto.Atreviéndome con mis juicios personales, diré que el show contó en el setlist con todos los “debes” que a priori le exigía. Y, es más, incluso me llevé un tremendo sorpresón cuando sonó maravillosa una de mis canciones favoritas del grupo, que no es otra que aquella deliciosa dedicatoria a Nelson Mandela; no había reparado en ella en los días previos, y por eso cuando Jim avisó que era lo siguiente que venía en uno de los primeros compases del show, se me erizó el vello de los brazos. Fue interpretada correctamente, no como hizo el grupo de forma reprochable en su concierto en vídeo de Verona de los años 90.
También me resultó inesperada la canción título de “Once Upon A Time”, la cual ya desfiló en el tramo final del show. Este disco fue, junto al último lp, uno de los más representados de la noche, ya que también estuvieron presentes “All the things she said” (épica y brutal), y un combo de despedida formado por la emotiva “Alive and kicking” y “Sanctify yourself”; de hecho, no imaginaba que quedaba nada más tras “Alive and kicking”. El grupo bien podía haberse marchado, ya que se habían despedido y a mí (que ya saben mucho que no tengo por costumbre mirar los setlist de la gira antes de a los conciertos), me la colaron doblada. Jim avisó que les quedaba una bala más y fueron capaces de sumar más puntos a la valoración regalándonos una memorable toma de “Sanctify yourself”. Sé que es pedir peras al olmo, pero siempre me quedará la lástima de que quizás mi tema favorito del disco “Wish you were here” lo tengan más que olvidado y descartado para sus giras. En este sector, he de confesarles que “Alive and kicking” fue quizás mi momento más destacado y que disfruté del concierto.¿Más clásicos que sonaron? Pues cómo no “Don’t you (forget about me)”, que sirvió de plato final antes del retorno para las propinas en parte ya comentadas en el párrafo anterior, “She’s a river” que funcionó realmente bien y uno de los momentos quizás más celebrados de la noche, que fue “Someone somewhere (in summertime)”. No podemos dejar de mencionar la siempre animada y rimbombante “Promised you a miracle”, que supuso la otra pieza que apuntaló en la noche la valía y estela del imprescindible “New Gold Dream (81/82/83/84)”.
Jim Kerr demostró estar en perfectísimo estado. No paró de moverse, abarcando todo el escenario, con sus personales poses y bailes que son tan suyos y aprobando sobradamente en el apartado vocal. Se tomó un respiro para cambiarse la parte superior (que la había sudado a conciencia) mientras que Catherine AD y Sarah Brown interpretaban el notable fin de disco de “Black And White 050505” “Dolphins”. Charlie Burchill estuvo aplicadísimo en su guitarra eléctrica. Tuvo tremendos momentos de lucimiento como en “All the things she said” o haciendo las veces de las notas cristalinas de “Alive and kicking”, en lugar de que la teclista las reprodujera; y es que, tíldenme de nostálgico, como Michael McNeil lo haría, nadie lo hace.
Resumiendo y concluyendo, hora y 45 minutos aprox. de buena música de la mano de una formación que vale su peso en oro y que las 3 veces que les he visto han sabido dejarme marcadas distintas sensaciones. Todas ellas muy positivas. El grupo reivindicó como se debe su nuevo disco, tocando muchas de las canciones del mismo y demostrando que suena realmente bien; no sé si llegará al nivel de excelencia clasificatoria que aseveró Jim, pero siempre he defendido que Simple Minds han sido capaces de editar siempre trabajos realmente dignos. Y la selección de clásicos fue realmente atinada y bien ejecutada.Resultado: un gran concierto de un grupo que no vive exclusivamente de su pasado y que sigue demostrando vigencia en el directo, siendo capaces de rendir a una audiencia que terminó el concierto totalmente entregada y desaforada al grito de “Sanctify yourself”. Termino agradeciendo a la organización de “Noches Del Botánico” y especial a Pilar González de G-News por sus gestiones de cara a que “DMR” les haya podido narrar en primera persona una de las citas más señaladas del granado cartel del festival en su 3ª edición.