Se cuenta que “Cuando la NASA se dispuso a llevar astronautas al espacio, se encontró con la dificultad de crear un bolígrafo que escribiera donde no hay gravedad (los bolígrafos funcionan gracias a ella). Sus ingenieros estuvieron 6 años sin avanzar, por esto y gastaron 12 millones de dólares. Al fin, lo consiguieron, un bolígrafo que escribía en esas condiciones, debajo del agua, etc.
Mientras tanto, los rusos, hacían escribir a sus astronautas con un lápiz común (grafito y madera).
El principio metodológico, gnoseológico y ontológico de Ockham, La Navaja de Ockham, dice que “en igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la correcta”.
Esto de “complicarse la vida” parece ser un rasgo definitorio de los Seres Humanos.
Desde mi postura de Coach, tengo la mirada de que las personas complican las cosas porque
tienen la creencia de que “la vida es complicada y difícil”. Por supuesto que esta forma de pensar es mía y es mi juicio pero hasta donde voy comprobando –por ejemplo, con el principio que te mencioné- esta forma de ver, me sirve para elegir simplificar en vez de complicar.
Quiero que sepas además que, un buen Coach trabaja desde la liviandad. Esto es así por el beneficio del cliente. Respeta y valida el sufrimiento del Coachee (el sufrimiento es todo aquello que su cliente no puede atravesar o superar solo, no necesariamente algo relacionado con el dolor) pero su acción apunta a alivianar el peso del obstáculo.
¿Te pasa que a veces, complicás las cosas sin sentido?
¿Por qué y para qué te parece que lo hacés?
¿Cómo es tu mirada una vez que el “problema” pasó?
Las personas vienen a mí confundidas, enmarañadas. Es mi trabajo ayudarlas a clarificar su pensamiento, a ordenar su sentir. Ellas presentan una mezcla entre lo que es y lo que les parece, que les hace llegar a conclusiones que consideran verdaderas cuando solo son juicios.
¿Lo hacés fácil o lo complicás?
¿Buscás una explicación compleja o pensás en posibilidades simples?
¿Hablás mucho y decís poco?
¿Tenés poder de síntesis?
Uno de los más memorables casos de estudio de la gestión japonesa fue aquel que ocurrió en una de sus más grandes empresas de cosmética. La compañía recibió la queja de un consumidor que compró una caja de jabón y estaba vacía. Los altos cargos pidieron a sus ingenieros que encontraran una rápida solución para ese problema.
De inmediato, los ingenieros se lanzaron a idear una máquina de rayos X con monitores de alta resolución manejados por dos personas, y así vigilar todas las cajas de jabón que pasaran por la línea para asegurarse de que no estuvieran vacías.
Cuando a un empleado común en una empresa pequeña se le planteó el mismo problema compró un potente ventilador industrial y lo apuntó hacia la cadena de montaje de manera que cuando estaba encendido, las cajas que estaban vacías simplemente salían volando de la línea de producción.
Te estoy presentando casos de empresas para que puedas tomar conciencia de que esta forma de estar siendo no es Efectiva, no es Productiva.
Simplificar en tu vida personal ayuda a la fluidez de las relaciones, a no dramatizar, a no estresarte sin motivo.
Simplificar en la vida comercial y empresarial hace de vos un emprendedor, negociante, comerciante o empresario que conserva la calma en la tormenta y por ende, su discernimiento le permite abordar los quiebres en su trabajo, con una mayor inteligencia emocional e intelectual.
Tal vez sea la propia simplicidad del asunto lo que nos conduce al error. Edgar Allan Poe
La simplicidad es parte de la Efectividad En La Acción.
La simplicidad y la complejidad están relacionadas con el optimismo y el pesimismo y todas las anteriores resultan en la liviandad o la gravedad.
La liviandad… que no es trivialidad logra que tu imagen de profesional no se transforme en rígida y lejana y es una competencia necesaria para generar rapport en tu público…
Como te dije, una competencia imprescindible para cualquiera que tenga como objetivo la conexión y relación con la gente… pero este será el tema de mi próximo artículo.
Te dejo con otra historia que terminará de transmitirte el poder de la simplicidad.
Un magnate hotelero viajó a una ciudad hindú por segunda vez en un año. Al llegar al mostrador el empleado le sonrió y lo saludó diciéndole: “Bienvenido nuevamente señor, qué bueno verlo de vuelta en nuestro hotel”.
Sorprendido por el sistema que debían tener para el reconocimiento de pasajeros decidió implementarlo en su cadena, que por cierto tenía más estrellas.
A su regreso puso a trabajar en este asunto a sus empleados. Ellos se enfocaron en un software de reconocimiento facial con un costo aproximado de 2.5 millones de dólares.
El magnate prefirió viajar nuevamente y sobornar al empleado de aquel hotel para que le revelara la tecnología que aplicaban. El empleado no aceptó soborno alguno, sino que humildemente le dijo: “Mire señor, tenemos un arreglo con los taxistas, ellos le preguntan si ya se ha hospedado en este hotel, y si es así nos hacen una seña cuando dejan su equipaje, y así se ganan un dólar”.
¿Qué tenés para aportar? ¿Es una de las tuyas la competencia de la simplicidad? ¿Compartís tu comentario con nosotros?
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