Revista Opinión

Simplezas en ‘Yankilandia’

Publicado el 04 mayo 2010 por Manuelsegura @manuelsegura

Simplezas en ‘Yankilandia’

Todo parece indicar que, a la vista del amigo americano, seguimos como estábamos. A su parecer, el viejo continente es un puzle lleno de tópicos/típicos, sazonados con guiños político-futbolero-gastronómicos.

Hubo alguien que no ha mucho pensó en España como una parte del siempre incómodo vecino de abajo: un rincón de México. A otros les reclama su atención que aquí un hombre se enfrente a un animal bravío en un recinto circular, provisto de estoque y muleta, jugándose la vida. Por eso quizá nos identifican más, con el aditamento literario de algún prócer suyo de las letras que les contó una vez por quién doblaban las campanas.

Pero si nuestro alarde identificativo se resume en eso, no mejor le va a los portugueses, a los que se les sitúa una tachada bandera rojigualda para advertir de que ellos no son españoles. Ojito, mucho ojito.

En el elenco de las aportaciones que han hecho al mundo los países europeos, se coloca a los franceses con su vino y sus baguettes, y con el cántico al azar en la Côte d’Azur. A los italianos, con la pizza. Chocolates para los suizos y los belgas. Cerveza para los alemanes, salmón para los noruegos y fish and chips en el caso de los ingleses, con golf en Escocia.

Lo de los antiguos países tras el telón de acero ya es otro cantar: allí, a juzgar con una simpleza que te deja patidifuso, o hay pistoleros o tienen radiactividad. En Rusia mantienen rampantes la hoz y el martillo de la extinta URSS, una amenaza que maquillan con un sorbito de vodka.

Así de simples son en Yankilandia. Así de simples y de estúpidos, si cabe. Algunos, que no todos. Supongo, y quiero imaginar.

* Haciendo click sobre el mapa, éste se amplía.


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