Revista Espiritualidad
Siempre que va a concluir el año, suceden cambios importantes en nosotros, tanto internos como externos, y el 2010 para mi no ha sido la excepción. Por razones que no ameritan ser comentadas aquí, en los próximos días estaré dejando el lugar donde viví durante los últimos cinco años. Un lugar que a nivel de espacio físico me quedaba realmente grande, y que encerraba un cúmulo de recuerdos que estoy lista para dejar atrás.
Es increíble como algo tan cotidiano como una mudanza puede traer a la mente tantas reflexiones y sentimientos encontrados: representa el final de algo que fue construido con mucha ilusión, pero que por causas del destino no pudo prosperar, pero a la vez, significa la oportunidad de comenzar de nuevo, desde cero y con nuevas esperanzas de las cosas buenas que habrán de venir.
Por otro lado, mientras me encuentro empacando, rodeada de una cantidad considerable de cajas, me pregunto: ¿Por qué acumulamos tantas cosas que no usamos? ¿Qué queremos lograr con esto? ¿Hay algo que debamos probar? ¿Si no me gusta la cocina, que hago con tantos calderos??? En fin, las preguntas que me llegan a la mente son muchas.
Lo que si puedo determinar desde ya, es que en los últimos meses y a raíz de algunos sucesos algo difíciles, pero aleccionadores, he cambiado mi perspectiva de ver la vida. Creo que podemos vivir un poco más simples y frugales, sin que esto implique sacrificar la calidad a la que estamos acostumbrados. Debemos recordar que todo en exceso hace daño. He decidido buscar un punto de equilibrio que me permita vivir justo con lo que necesito y deshacerme de todo aquello que en realidad solo ocupa espacio y acumula polvo, pero que para mí no representa ninguna utilidad.
Todo lo que tenemos debemos usarlo, ya que para algo lo tenemos, verdad? Si no es así, entonces cual es el punto de acumular y acumular. Creo que ese afán es mejor direccionarlo hacia DAR. Dar amor, tiempo, respeto, solidaridad, consuelo a quienes lo necesitan. Eso nos hace mejores seres humanos y la satisfacción es inmensa.
Aún no termino de empacar y el día de mudarme se acerca, pero desde ya siento un alivio enorme, como quien ha hecho una limpieza profunda de su alma, sacando de ella todo lo que está ocioso, inutilizado y polvoriento.
Tengo mucha fé en que este importante cambio traerá secuelas positivas en mi vida, que a partir de ahora será más sencilla y feliz.
Te invito a que te deshagas de todo lo que te estorba, lo que no necesitas, para que hagas espacio en tu vida para las cosas realmente importantes: amar, compartir, servir, brindar tiempo de calidad a los seres queridos, trabajar con amor, vivir con alegría y paz interior. Si logramos esto, el 2011 será un año espectacular!!!!