No sabría muy bien qué decirle ahora al diario que escribo en mi mente. Han sido días muy duros, y a la vez llenos de energía y gratos recuerdos.
He estado toda mi vida creyendo saber lo que quería, y me he encontrado conque no era así. No tengo un camino fijo y unidireccional, en el cual he de limitarme a seguir las migajas que alguien una vez puso por mí.
Me encuentro en la encrucijada de no saber si volver a mi tierra, o continuar con la tortura por los estudios. Es entonces cuando me doy cuenta de lo atada que estoy al pensamiento del siglo XXI. Antepongo una estúpida beca que no llega y un papel que posiblemente me sirva para limpiarme el culo el día de mañana a mi bienestar mental. Por muchos impedimentos que mi cabeza quiera ponerle a mi situación, yo quiero seguir así, estudiando lejos de lo que realmente quiero por miserias.
Supongo que ya no quedan deseos más allá de la moneda empañada en moho.