¿Se pueden resumir los momentos tristes en una sola lágrima?¿Acaso es posible reunir todos los instantes que nos han provocado felicidad en una sonrisa?¿No tienen ambas cuestiones la misma respuesta?La vida no cabe en una sinopsis.Sin decir adiós es una historia llena de historias narrada en tres nudos dobles, los que se crean en la garganta, en el corazón y en la conciencia, desde los personajes hasta el lector. Esta obra pretende ir abriendo los ojos muy despacio y con suavidad, igual que despierta un domingo, del mismo modo que la vida levanta los párpados de un bebé para que la descubra, hasta mostrarnos algo que no queremos ver, porque es tanta su fuerza que tememos que destruya la comodidad de nuestra mirada. Los tenemos cerca y no somos capaces de verlos, porque con las prisas nos comemos el tiempo a bocados?
Editorial: auto-editado (2022)
Estoy con lágrimas en los ojos, os lo puedo asegurar después de leer Sin decir adiós, la primera novela de Susana Gil. ¡Qué grande eres, Susana! Nunca habría podido imaginar un talento tan inmenso, un amor tan desmesurado hacia la gente mayor como el que tú nos haces descubrir en esta historia llena de ternura.
No tengo otra que quitarme el sombrero y hacerte una reverencia por el amor estratosférico que le has puesto a esta historia. Lectores, estamos ante una grandísima escritora, a la altura de Follett o Grisham, Sánchez-Garnica o Asensi, por poner algunos ejemplos.
La historia empieza cuando una joven estudiante universitaria de literatura de nombre Alicia debe pasar unos días en un geriátrico, cumpliendo una condena impuesta por la jueza de turno. La pena consiste en animar a los internos, haciéndoles compañía, escuchándoles sus penas y glorias, haciéndoles la estancia lo más apetecible posible.
¿Qué acaba saliendo de estos encuentros entre los residentes y Alicia? Lo tenéis que descubrir por vosotros mismos, pero os juro que llenará de emoción. Creedme. Estoy totalmente seguro que os encantará.
Ah, se me olvidaba elogiar la increíble y original forma de escribir de Susana, llena de expresiones que no había leído en ningún otro libro. ¡Qué grande eres, querida! Tengo unas ganas de darte un abrazo inmenso, ni te lo puedes imaginar. ¡Qué feliz me has hecho leyendo tu historia! Nunca habría imaginado mejor forma de pasar una Semana Santa, que leyendo tu gran tesoro narrativo.