Revista Cultura y Ocio
La Globalización económica, esa que parecía la panacea que iba a durar siempre para deleite del crecimiento mundial y que sólo ha servido para el crecimiento de más diferencia entre ricos y pobres; que ha destrozado la clase media; que ha originado finalmente el debacle allá por donde ha pisado. Nos ha hecho, sin embargo, entender, que un mundo con fronteras es ruinoso. Las fronteras no sólo limitan la capacidad comercial de los países, sino también el desarrollo de las ideas. Y el mundo está falto de ideas como nunca. Muchas de las ideas que han originado el avance tecnológico ya se plantearon en siglos pasados. Hubo visionarios que plasmaron ideas futuristas que han resultado terminar como presente. Pero, ¿ya ahora qué? ¿Y las ideas que originarán el próximo futuro? Pues, están ahí fuera, en la mente de cualquiera de nosotros esperando que sean descubiertas o que se les preste algo de atención. Las fronteras limitan las ideas, y éstas son importantes no únicamente para el desarrollo social, sino para le propia felicidad, puesto que este término empieza a convertirse en un laberinto que ya no puede encerrarse en el criterio de la simple subsistencia. El futuro romperá finalmente las fronteras, no porque lo diga yo, sino porque es irremediable. El problema es que aún muchos no están preparados para ello y tienen miedo de perder cuota de poder. Que perderán. Las fronteras se están convirtiendo en un problema para el avance de la Sociedad, y por ende, de la evolución humana. No es una predicción, sino una sencilla deducción.