Sin ganas de nada

Hoy me voy a callar. No tengo ganas de contar nada.

Los que me conocéis sabéis que, dentro de un orden, suelo ser un libro abierto. En estos casi cuatro años -¿o ya son 5?- blogueros muchas veces he traído hasta estas líneas muchos de mis problemas, preocupaciones y dolores. Pero hoy ni eso me apetece.

Hoy me gustaría dedicar el día a llorar, a romperme, a desahogarme, pero ni esto puedo hacer porque mis obligaciones no me lo permiten.

¡Cuánto echo de menos desde hace bastantes horas volver a ser una pequeña regordeta a la que su abuela acaricia la frente con dulzura y amor!

¡Cómo te extraño abuelita! ¡Cuánto siento tu ausencia!

Tengo a mi lado a alguien que me ama, que me abraza, que me mima, pero pese a eso, no puedo dejar de sentir un vacío infinito en el alma, cuando busco más allá de su hombro y del mío.

Pero hoy me iba a callar, ¿no?... Entonces, será mejor que lo haga.