Sin gracia – @soloparatuitear

Allí estaba sentada ojeando una revista de moda sin prestar mucha atención al contenido, transpirando aburrimiento. Algo despeinada, las uñas con el esmalte a medio morder y con el corazón hibernando. Los días se desplazaban tan lentos como su interés sobre cualquier cosa y su único esfuerzo consistía en apartar de un manotazo la sensación de estar cayendo en un pozo del que cada vez le iba a costar más salir. De vez en cuando, de la nada, algo le recordaba a él, desde el olor a tostadas con mantequilla hasta el sonido de un móvil al fondo. Unos segundos chequeando su semejanza con algún momento que pasaron juntos y vuelta a su silencio.

La otra mañana, hacía un frío del carallo, mientras paseaba por la acera con sombra de cualquier calle,  se encontró a sí misma discutiendo acerca de la razón por la que, desde que decidió apartarse de él, encontraba a todas y cada una de las personas de su alrededor, sin gracia. Pasado el tiempo de extrañar su propia sonrisa, estaba intentando deducir hasta qué punto afectaba la necesidad, la rabia, la pena, el desaliento que remolcaba, a su manera de ver a los demás y sobre todo, de las expectativas, que de tan lejanas, no existían.

Pues esa misma mañana digo, abrigada como un esquimal, al parar para encenderse un cigarro, le dio por levantar la cabeza del suelo y vio que a unos cien metros, él venía de frente. Notó cómo todo su debate interno se desintegraba, y ahí tenía la respuesta a sus preguntas, en el brillo de sus propios ojos y en su propia sonrisa.

Visita el perfil de @soloparatuitear