La semana pasada volví a trabajar tras dos meses de vacaciones realmente disfrutadas. Descanse, dormí, salí para todos lados, me junte con mis amigas de la vida, etc.
Durante aquel periodo de descanso no podía imaginarme despertar a las 12 del día teniendo hijos, imposible. Ahora que retome mi trabajo, he vuelto a pensar que no podría cumplir con las miles de
obligacionesteniendo un hijo a mi cargo.Luego de una larga jornada laboral amo llegar a mi departamento, tomar una ducha, acostarme, ver televisión, comer algo rico, esperar a mi pololo o simplemente no hacer nada, definitivamente no cambiaría mi independencia por nada, ni siquiera por conocer ese mítico “amor de madre” del que hablan mis amigas con hijos (del cual discrepo mucho). No espero ofender a nadie y hablo con todo mi respeto a las mujeres que hoy son mamás.
Sé que a mi edad es súper cuestionado no tener hijos y más aún, estar viviendo con mi pololo sin planes de tener un heredero, ambos estamos en la misma sintonía y nos agrada muchísimo. Nos encanta disfrutar uno del otro, compartir con mis amigos, ir al cine o ir a comer.Es heavy esa sensación de no sentir ganas de ser mamá, a veces creo que hay mujeres que nacieron para serlo, pero en estos momentos de mi vida como que esa sensación está muy escondida dentro de mí. No niego que alguna vez quizás, pensaré en tener hijos pero lo veo tan lejano.
No les pasa que cuando una está en su madurez y plenitud, al estar bien en lo laboral y económico, la vida es más simple y llevadera.
En conclusión, vuelvo a repetir que soy feliz de forma individual sin el anexo.