Lo contaba el otro día en su crónica Pablo Pardo desde Washington. Cito aquí dos párrafos demoledores. Lo que cuenta del gobierno chino es, sencillamente, aterrador.
El mundo hacia el que caminamos:
Vivimos un gran salto hacia atrás. El bloqueo de EEUU a la
defensa del libre comercio es un acto simbólico, pero también una declaración
de principios que indica la clara voluntad de dinamitar el orden político y
mundial liberal. Trump se ha convertido, por derecho propio, en el enemigo del
comercio. Pero no ha sido el único motivo de preocupación de la semana que
acabó ayer. El lunes, en otra medida igualmente significativa y simbólica, el
Gobierno de China anunciaba su intención de eliminar de las librerías del país
los libros en inglés, en un nuevo esfuerzo para reforzar el control ideológico
sobre sus 1.350 millones de ciudadanos. Así lo recordaba el miércoles Carlos
Gutiérrez, ex presidente y consejero delegado del gigante de la alimentación
Kellogg, secretario de Comercio con George W. Bush y ahora copresidente de la
consultora Albright Stonebridge Group (ASG) de Washington. Cierre de mercados y
prohibición de libros. El que piensa, pierde.