En "Sin malos rollos" Maddie es una buscavidas que vive al día y que se encuentra en riesgo de perder su casa ante el acoso de los especuladores inmobiliarios en un pequeño pueblo que vive del turismo. Ve la oportunidad de resolver sus problemas en Percy, un adolescente brillante en los estudios pero inmaduro, con muchos problemas de socialización, que nunca ha tenido novia, y cuyos adinerados y sobreprotectores padres buscan a una mujer mayor que él para que lo introduzca en el sexo y en el mundo adulto. 
Sin malos rollos se presenta como un vehículo de lucimiento para que su estrella, Jennifer Lawrence, protagonista y productora ejecutiva, dé rienda suelta a su vis cómica y a su sex appeal en un personaje diseñado expresamente para ella. Los dos pilares que sustentan el guion son, por un lado, el dicho de "los opuestos se atraen", el choque entre dos personalidades aparentemente incompatibles que irán descubriendo que se complementan, todo un clásico de la comedia romántica, y por otro, abordar desde el humor y sin acritud, como ya indica el título de la película, problemáticas sociales muy actuales y candentes, en este caso la gentrificación de pequeños pueblos que pierden su alma y obligan a emigrar a su población autóctona al convertirse en resorts turísticos, y también la llamada generación de cristal o copo de nieve, los jóvenes sobreprotegidos, enganchados a sus teléfonos móviles, que prefieren el mundo virtual al real, autoritarios y muy poco tolerantes con formas de vida y mentalidades diferentes a la suya, aunque presuman de todo lo contrario.
Como buen producto comercial, la película evidentemente no plantea un debate profundo sobre ninguna de estas cuestiones, sino que intenta mantener un equilibrio entre la comedia disparatada y la sentimental en una estructura narrativa basada en la interacción entre los dos protagonistas, la mujer con experiencia de la vida y pasión por ella que huye del compromiso sentimental y el joven lánguido con una actitud demasiado rígida y moralista, como reflejo de una sociedad en la que los roles de las nuevas generaciones y de las antiguas se han dado la vuelta con respecto al pasado. 
Aunque Lawrence da la talla como diva al estilo del viejo Hollywood que carga con todo el peso de la película, lo cierto es que lo hace en buena medida a costa del resto de sus elementos: no existen personajes secundarios con entidad que le den brillo a la historia, y el director, pese a ser un especialista del género, no llega a dotar de chispa ni a los momentos que deberían ser más divertidos ni a los románticos. El humor acaba resultando un tanto facilón y la idiosincrasia de los protagonistas impide el desarrollo de una comedia romántica tradicional, dejando a la película un poco en tierra de nadie.
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- ##check## Lo bueno
- Todo un recital de Jennifer Lawrence, al mismo tiempo sexy, divertida y fuerte, que hará las delicias de sus fans.
- ##times## Lo malo
- Una comedia al viejo estilo, basada en el carisma de su estrella.
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- Intérpretes 6.0
- Lawrence es a la vez lo mejor de la película y su principal problema, al comerse a todos los demás. No hay secundarios carismáticos como en las grandes comedias, y el chico que le da la réplica, Andrew Barth Feldman, tampoco llama la atención.
- Guion 6.0
- La historia plantea con acierto temas como la gentrificación de pequeños pueblos o la inmadurez de la llamada generación de cristal, pero el no decantarse claramente por la comedia ni por el romanticismo puede decepcionar a unos y a otros.
- Dirección 5.0
- El director, Gene Stupnitsky, no consigue darle chispa a la película. Las escenas que deberían ser más divertidas se ven reducidas a muestras de humor fácil, y tampoco los momentos tiernos consiguen emocionar.
- Ritmo y Montaje 7.0
- La peli no se pasa de metraje, algo cada vez más infrecuente y de agradecer, y consigue un ritmo bastante fluido.
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- Puntuación Total 6 / 10
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