Sin mentiras, el socialismo no podría existir. Es más, todo el edificio del socialismo se desmorona si se pone en contacto con la verdad. Un ejemplo: no es cierto que el socialismo pretenda, como afirma de manera reiterada, acabar con el capitalismo. Por el contrario, no hay mayor capitalismo hoy que el que practica la socialista China. El socialismo actual, del que el sanchismo y Podemos son versiones intensas, es siempre una arenga de rencor y odio lanzada contra los adversarios, que arrastra a personas acomplejadas, inferiores y llenas de envidia. El odio de clases y de los débiles se estimula desde los partidos socialistas con mentiras como la de que los empresarios son malos y que el capitalismo genera pobreza, cuando la maldad anida, sobre todo, en los políticos socialistas y es el socialismo el que genera pobreza, esclavitud y hasta tortura y muerte. Lo explica con claridad y acierto "mentalmente" en un comentario publicado en Voto en Blanco, que hoy convertimos en artículo de portada. ---
Los socialistas como Pablo Iglesias encubren su inmoralidad con el constante bombardeo y fingimiento de ser adalides de la moral y el pensamiento correcto. Y justifican la violencia desde una pose de víctima prefabricada y enlatada.
Al igual que los psicópatas su modus operandi es abusar del resorte psicológico de la empatía de las demás personas, para su propio beneficio y en contra de sus intereses.
Y si hay gente que les sigue apoyando, pese a todo lo que ha hecho y engañado, es por motivos de baja autoestima, de vulnerabilidad psicológica, de baja moral por parte de un sector de la población. Puede haber falta de sentido crítico. Pero solo por falta de sentido crítico, uno no sigue apoyando el socialismo.
El apellido iglesias a estos socialistas les encaja en este sentido, sus seguidores les siguen como si de una religión se tratase, se acabó el pensamiento complejo para resolver problemas colectivos.
Solo hay que seguir al nuevo arengador de masas, el nuevo líder populista. Y atacar al que se oponga. Así de sencillo es. Que como siempre arrastrará a masas enormes de personas acomplejadas que se sienten inferiores y piensan que el gobierno les resolverá sus problemas.
La mayor mentira del socialismo es que pretenda combatir, cambiar o reemplazar el capitalismo, identificándolo como un sistema e ideología contrario al suyo, cuando no es ninguna de las dos cosas, la ausencia de sistema y de ideología, dan como resultado el capitalismo, así que no se puede combatir o reemplazar lo que es por defecto ante la ausencia de sistema. Esta mentira se repetirá miles y miles de veces, pese a que la historia demuestra rotundamente que el libre mercado es la ley del canje, que es fruto del no-acuerdo entre las partes que producen y las que demandan. Destruir las naciones rompe el acuerdo entre miembros del grupo, por tanto favorece que haya capitalismo.
Ese no-acuerdo nunca se podrá resolver eliminando la libertad de las personas. Porque sin libertad no puede haber ningún acuerdo posible. Básicamente, el socialismo pretende decirnos de manera enrevesada que los problemas que tenemos los seres humanos se resuelven eliminando al ser humano, o lo que hace que el ser humano sea humano. Si no somos libres, no somos humanos, entonces no existe el problema. Si no hay personas en un sitio, en ese sitio no habrá pobreza, la cárcel y el desierto son los escenarios ideales y frutos reales del socialismo, no solo en la ideología, si no también en la práctica. Porque pese a sus contradicciones terminan produciendo lo que su ideología promete, pese a que no es lo que ellos o sus seguidores esperan. La cárcel y el desierto.
Hasta que un político tiene poder para hacer algo y se le deja el tiempo suficiente no tienes una verdadera noción para saber cuales son sus ideas políticas, para juzgar seriamente al político frente a otros políticos. Aunque eso no significa que porque alguien no haya gobernado haya que confiar automáticamente.
Mentalmente