Revista Psicología

Sin miedo

Por Rms @roxymusic8

No sé qué da más miedo, si enfrentarse a la vida o a una página en blanco... Querer transmitir una vivencia tal cual se ha vivido es un gran cometido y responsabilidad. Quedarme en esta consideración obstaculiza el torrente de palabras que oteo en el horizonte. El miedo paraliza y si quiero transmitir, necesito dar un paso hacia adelante. ¿Veis cómo el miedo está presente en las cosas más pequeñas de nuestro día a día? Si empezamos a contar esas pequeñas cosas al final de la jornada nos habremos dado cuenta de las veces en las que no logramos levantar el vuelo, de cómo no somos realmente nosotros y dependemos del qué dirá, pensará u opinará la gente que convive con nosotros.

Sin miedo, la vida sabe mejor. Sin miedo, ponemos por obra aquello a lo que hemos sido llamados. Sin miedo, respiramos en paz. Sin miedo, caminamos con pasos seguros. Sin miedo, alzamos la voz. Sin miedo, miramos de frente. Sin miedo, expresamos todo. Sin miedo, no nos encerramos en nosotros mismos. Sin miedo... ¡vivimos! ¿Qué nos da tanto miedo? ¿Qué o quién nos produce este sentimiento? ¿Por qué sentimos miedo? Falta de confianza... Falta de personalidad... Falta de autoestima... Falta de valores... Sentimos miedo porque buscamos fuera la seguridad. En nosotros no encontramos un refugio seguro. Dependemos de lo externo para respirar, vivir, caminar. ¿Qué lugar ocupa entonces nuestro yo? Si cada uno es único, si cada uno está en el mundo por algo en concreto, si cada uno tiene una misión que llevar a cabo, si cada uno viene a aportar al mundo una virtud... ¿por qué ese miedo a conectar con uno mismo, a mostrar los dones recibidos, a dar al mundo lo que sólo uno tiene?

Porque se tiene miedo a ser diferente, a equivocarse, a no saber corresponder, a no dar la talla, a comprometerse, a la soledad, a no ser comprendido. Miedo a perder la vida, a no ser correspondido, a fallar a alguien, a elegir. ¡Cuántos miedos! Y por ende, cuántos muros que romper, que atravesar decididos. A veces es una voz en nuestro interior que nos anima a salir dispuestos a vivir con todas las letras. Otras, es un amigo o una persona cualquiera que con su ejemplo o con unas palabras nos llenan de una fuerza interior que logra vencer hasta el miedo más arraigado. ¿No nos ha pasado, no hemos experimentado esto? Siempre hay alguien, algo o tú mismo que te rescata del abismo. El miedo paraliza, sí, pero siempre habrá esa voz interna o externa que nos logra poner, de nuevo, en movimiento. ¿La sabemos escuchar, le damos cabida, o la acallamos? Nuestra libertad y voluntad entran en juego concretamente aquí.

Cuando nos decidimos a no dejarnos vencer por el miedo, ocurre la vida misma: nos esperan tantas cosas, veremos tantos milagros, viviremos tantas experiencias que no hemos vivido plenamente por culpa, precisamente, de ese miedo. ¿Vale la pena vivir con miedo y perderse todo aquéllo? El miedo nos dice mucho de nosotros mismos, pero sólo y para eso vale la pena sentirlo por un instante. Es un desafío que compromete a toda nuestra persona. Y es una genial oportunidad para ejercer nuestra libertad y poner en marcha nuestra voluntad... ¡para sentirnos vivos! Porque de alguna forma el miedo nos deja muertos en espíritu.

No hay mejor forma de vencer el miedo que hacer memoria de las veces en que nosotros mismos hemos encontrado esa voz interna que nos ha dado el impulso necesario para salir del abismo. Hacer memoria también, de todos los testimonios de vida que hemos tenido el privilegio de conocer y que reactivaron nuestro corazón y empezó a latir con fuerza de nuevo, dispuesto a vivir. No hay situación adversa que supere nuestras fuerzas, sólo las pone a prueba. Lo importante es confiar, encontrarse a uno mismo y dar el primer paso: desafiar al miedo con una sonrisa.


Volver a la Portada de Logo Paperblog