Revista Psicología

Sin miedo a volar

Por Carsamo @carsamo
Sin miedo a volar
Cierra los ojos y respira profundamente tres veces.

Imagina que estás en un gran bosque con  miles de tonos verdes.


Siente  como el aire que entra en tu cuerpo lo hace de forma fácil  y sin esfuerzo.


Es un aire puro que te llena de vida.


Un rayo de sol te calienta la cara. Un suspiro escapa de tu boca.


Te apetece mucho estar allí.


No piensas en nada.  Sólo estás.


Alrededor tuya, comienzan a aparecer cientos de globos de diferentes colores.


Flotan por encima de tu cabeza y poco a poco inundan todo el espacio.


Dentro de cada uno de ellos, hay un humo espeso y brillante.


Miras fijamente a uno.

Ese te atrae especialmente, aunque no sabes muy bien la causa.


Sólo sientes el impulso de acercarte a él.


Al tocarlo notas que la textura es casi transparente.


Tus dedos atraviesan la superficie y llegan al denso humo.


De pronto, una especie de calambre recorre tu  cuerpo de la cabeza a los pies.


Te sientes muy bien. Llena de  vitalidad.


Decides mirar hacia tus pies y te das cuenta de que no los ves.


Estás dentro del globo. Te has unido a él y ahora sobrevuelas el bosque.


Sin forma física, tu mente está más despierta que nunca.


Observas como los demás globos te acompañan.


Sabes que todo está justo donde tiene que estar.


Tu respiración se enlentece cada vez más.


No sabes lo que es el miedo.


Disfrutas de ese viaje de regreso.


Cada vez subes más y más. Las nubes comienzan a desaparecer de tu vista.


Un universo cubierto de luces brillantes te abraza sin condiciones.


Estás muy feliz.


Respiras cada vez más y mejor.


Disfruta de la sensación de ingravidez.


Cuando estés preparada, respira profundamente una vez y abre los ojos.


Bienvenido a tu hogar.




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