La juventud viene sufriendo una campaña de acoso y derribo los últimos años. A muchos nos llaman "Generación ni-ni" y aluden que, si no encontramos trabajo, es porque no queremos.Somos también muchos los que militamos en organizaciones que cada día luchamos por transformar la sociedad, intentando concienciar a la gente sobre los peligros que se vienen encima debido a los ataques de los gobiernos en esta crisis que nos ahoga.
Es cierto que en muchos de los jóvenes hay una mezcla de frustración contenida y desconocimiento hacia las medidas que aplica el gobierno y que sufrimos día a día. Medidas que, como ya he explicado en varias ocasiones, son perjudiciales para toda la ciudadanía en general pero para jóvenes y mujeres en particular. Como la última reforma de las pensiones.
Frente a estos ataques hay gente que está dispuesta a indignarse y que está constituyendo movimientos para encauzar una serie de movilizaciones. Y al aire de este ambiente ha surgido un movimiento que poco a poco irá calando en la juventud. Un movimiento que lleva por nombre un término tan demoledor como correcto: Juventud Sin Futuro.En su web podemos ver como están recogiendo firmas en apoyo a su manifiesto.
El que escribe ya lo ha firmado. Y, como yo, otras 1528 personas.Y es lo mínimo que hay que hacer, porque la situación actual es insostenible. El paro juvenil roza el 40% en España. Y de la precariedad laboral mejor ni hablamos.¿Qué clase de país es este en el que se ve como algo normal el hecho de que una persona de 27 años esté en casa?
Ante esto hay que perder el miedo a la calle. Hay que dejar las excusas en casa y armarse de razones para gritarle en la cara a este gobierno y al mundo entero que estamos dispuestos a indignarnos. Que ya está bien.
A continuación, plasmo aquí los tres puntos que se identifican en el manifiesto de Juventud Sin Futuro como "agresión contra el colectivo juvenil":
- La Reforma laboral, que aumenta la temporalidad de nuestros contratos, la flexibilidad laboral y supone la desaparición de la negociación colectiva, convirtiéndonos en trabajadores precarios/as de por vida.
- La Reforma del sistema de pensiones, que retrasa la edad de jubilación y reduce la cuantía de nuestras futuras pensiones y nos dificulta aún más encontrar un trabajo digno. Todo ello nos plantea un horizonte sin futuro.
- La mercantilización de la Educación pública, que apuesta por la rentabilidad privada, y no por la formación y el conocimiento. Una universidad de élite para una minoría y fábrica de precarios para una mayoría, con medidas que se concretan en una nueva selectividad que pone trabas al acceso a la universidad y en la degradación de la formación profesional.
Desde la sinceridad animo a todos los que estén leyendo esto a rebelarse. Ya vale de quedarse en casa a verlas venir. La situación actual no tiene solución si las personas (y, en este caso, la juventud) no salimos a la calle a recuperar lo que nos han quitado.
El 7 de abril, a las 7 de la tarde, en la Plaza de Antón Martín.