Revista Cultura y Ocio
No sé muy bien de qué va esta historia. Solo sé que va de héroes , víctimas, sabios y malvados. No Parece muy original, lo sé. Pero así han sido siempre las historias y lo serán.
Lola es una pelirroja alocada, de constitución menuda y delicada. Es una joven corriente que vive en un pueblo corriente. Vive sola, porque sus padres murieron en un accidente. Pero ella lo superó convirtiéndose en alguien muy fuerte para su edad. Ésta va ser nuestra heroína. Y la víctima no es su amor platónico, como cabría esperar, sino alguien a quien ni conoce. Toby se llama ahora, desde que tiene nombre. Su pelo rizado y brillante , al que da gusto acariciar, no fue siempre así. Ni mucho menos.
Toby, cuando aún no tenía nombre, vivía , si a eso se le puede llamar vivir, con una pareja de borrachos que habían levantado una chabola en mitad del bosque. El perro no conocía otra vida, ni otras personas. Vivía fuera de la casa, siempre atado a un árbol. Pasaba frío y apenas comía. Cuando oía a sus dueños discutir, se echaba a temblar literalmente.Sabia la que se le venía encima. Por supuesto la pagaban con él. Recibía montones de golpes, no le daban comida en unos días y si se dirigían a él era para escupirle. Nadie le curaba las heridas, y como la higiene era nula, acababan infectadas. No era la mejor vida.
La vida de nuestra heroína, en cambio, era una buena vida. Una vida sencilla y corriente. Sin ataduras ni problemas. Arreglaba un poco su casa, hacía sus ejercicios diarios, iba a trabajar, caminaba o corría, tomaba una cerveza con los amigos...y a dormir tan tranquila hasta el día siguiente. Pero todo iba a cambiar y ella todavía no lo sabía.
Un día el perro sin nombre no pudo más. Sus dueños habían bebido más de la cuenta, más que nunca. Aburridos se dedicaron a meterle por la boca cualquier cosa, una piedra, comida podrida,papeles...luego una patada aquí, otra allí, hasta q el perro no pudo más y empezó a aullar como jamás había aullado antes. Tanto aulló que se le oyó lejos, en el camino que unía el pueblo con el bosque. Y la anciana de ancha pamela y gafas de culo de vaso, que todos los días paseaba y recogía flores por ese camino, fue quien lo oyó. Siguió el sonido del grito perruno hasta el bosque y allí , escondida tras unos árboles, vio la chabola, a los dos borrachos y al pobre Toby. Horrorizada , la mujer a la que en el pueblo tenían por loca, pero que no lo era, sino que simplemente le importaban un pito muchas cosas, entre ellas lo que pensaran de ella los demás, pues esta mujer, como digo, volvió rápidamente sobre sus pasos y fue a informar a la institución correspondiente. Pero como todos la veían como una loca y como las cosas de palacio van despacio, allí quedaron los papeles del caso del perro maltratado, debajo de otros tantos.
Al cabo de unos días Lola corría por el camino que ya conocemos cuando se topó con la anciana de la pamela. Ésta estaba parada y parecía intentar escuchar algo. Se saludaron y la anciana le contó a Lola lo que pasó aquel otro día. Se despidieron y cada una siguió su camino.
Pero Lola no dejaba de pensar en aquel perro. ¿ Le habrían vuelto a pegar? ¿Por qué no hacía alguien algo? ¿Estaría gravemente herido? ¿Sufriendo? ¿Viviría todavía? Así se pasó el resto del día y casi toda la noche. Sabía qué era lo que tenía que hacer, pero ¡qué necesidad tenía ella de complicarse la vida!
Cuando amaneció ya estaba decidida. Abrió el armario buscó en el fondo y sacó una caja de cartón . Dudo un instante , la abrió , y metido en papel de seda , muy bien doblado, vio el traje blanco con cinturón negro que un día le regalara su padre. Le había enseñado cómo usarlo y le había advertido que sólo lo usara para su defensa. Le explicó también que con él puesto tendría poderes especiales que la harían deshacerse de su enemigo sin tener que matarlo. Eso sí, sólo debería usarlo como defensa. Pero Lola sabía que era adecuado usarlo para esta ocasión. Se lo puso, y ensayó todo lo que su padre un día le había enseñado. Con él puesto se convirtió en una auténtica heroína, capaz se salvar a una víctima y dejar fuera de combate a cualquier malvado.Salió de su casa sin importarle las miradas de asombro de sus vecinos, corrió por el camino hasta el bosque, llegó a la chabola y acercándose sigilosamente vio al perro allí atado en el mismo árbol que lo viera la anciana, hecho una pena, lleno de heridas y sin apenas poder respirar. Lola se acercó a la ventana casi arrastrándose y miró dentro . Allí estaban los dos salvajes, durmiendo la mona. Fue hacia la puerta y a la vez que dio un grito la abrió de una patada. Antes de que pudieran darse cuenta, Lola había hecho un llave a cada uno , y una vez tirados en el suelo los ató con su cinturón negro.Llegó al pueblo y lo atravesó con Toby en brazos ante la mirada atónita de sus vecinos. Dejó al perro en el veterinario y luego fue al cuartelillo de la Guardia Civil.
Ahora Toby ya tiene nombre porque se lo puso Lola, la chica alocada, pequeña, fuerte y pelirroja que sabe judo y tiene un corazón así de grande. La joven corriente que vive en un pueblo corriente y que un día fue nuestra heroína.