Revista Arquitectura

Sin perspectiva

Por Arquitectamos
Nota previa.- Supongo que, como muchos hombres, no soy capaz de reconocer cuán machista soy. No me tengo por tal, pero es posible que no me dé cuenta de que sí lo soy. En todo caso, creo que soy respetuoso y decente, pero también creo que voy a tocar un tema delicado en el que no soy nada ducho y en el que seguro que meteré la pata. Por favor, si no estás de acuerdo con algo que diga, o crees que soy grosero o injusto, o lo que sea, dímelo. Deja un comentario. Me servirá de mucho leer otros puntos de vista e incluso recibir críticas.
Uno ha dado ya con sus huesos en muchos sitios raros, y ha pasado por muchas situaciones extravagantes. Voy a contar una de las más raras a las que asistí y en las que participé. Durante unos años estuve muy vinculado al Colegio de Arquitectos de Toledo (bueno: Demarcación de Toledo del COACM), primero en su comisión de cultura y después en su junta directiva. Eso me dio pie para conocer a mucha gente interesante y para ver facetas muy curiosas de la profesión, de la política, de las instituciones y de la pasmosa variedad del universo. En una de estas idas y venidas resultó que el Ayuntamiento de Toledo, de una manera muy loable, quiso analizar todas las áreas de su competencia a la luz de la perspectiva de género. Organizó unas jornadas con una gran cantidad de grupos y "mesas" que estudiaran los problemas específicos del sexismo en los ámbitos laboral, económico, educativo, sanitario... etcétera... y urbanístico. Para participar en esta última mesa de trabajo: "El urbanismo desde la perspectiva de género", el Ayuntamiento de Toledo pidió representantes a diversas asociaciones de vecinos, a grupos culturales, a confesiones religiosas, al colegio de aparejadores y al colegio de arquitectos. Y este último me designó a mí. Así que el día en cuestión quedamos un montón de gente en un centro cultural de Toledo, y nos fuimos reuniendo por temas en distintas salas. ¿Urbanismo? ¿Urbanismo? Por favor, ¿urbanismo? Ah, aquí estamos los de urbanismo.
Sin perspectiva
Nos presentamos todos. Éramos unas ocho o diez personas (no me acuerdo exactamente), todas mujeres menos yo. Mis compañeras celebraron que al menos hubiera un hombre. No sé por qué. Quiero decir que no sé qué virtud específica tenía yo por el hecho de ser un hombre. Nos sentamos y empezamos a hablar. Casi todas las mujeres eran muy beligerantes; estaban muy curtidas en el activismo social y tenían muy claros muchos aspectos en los que confieso que no me había parado a pensar en mi vida.
Yo, lamentablemente, estaba callado todo el tiempo. No tenía nada que añadir, por el momento, a lo que allí se exponía y discutía.
Por detrás de mí entró un miembro de la mesa que llegaba con algo de retraso. Dio los buenos días con una voz de barítono bajo y, sin verle, pues estaba a mis espaldas, estuve por un segundo tentado de decir como chiste que menos mal que ya éramos dos hombres. La observación me pareció una completa estupidez y me abstuve de decir nada. Menos mal: cuando la vi sentí un gran alivio por no haber hablado. Era una transexual que representaba a un colectivo de mujeres maltratadas. A lo largo de la mañana contó un par de cosas que me demostraron que la sociedad es mucho más compleja de lo que yo puedo sospechar, y que la gente tiene experiencias y vivencias tan ricas y tan vivas que yo no puedo ni opinar sobre nada, y mucho menos sobre urbanismo. ¿Cómo se vive la ciudad? ¿Cómo se utilizan los espacios y los servicios públicos? Todo lo que proponemos los urbanistas se me antoja demasiado simple, demasiado esquemático.
Menciono también a dos monjas de Cáritas que se dedicaban a bucear en las zonas más siniestras de la vida ciudadana: maltratos, deshaucios, abandonos, uf.
No éramos capaces de abrir el melón. Era imposible entrar en materia. ¿Por qué? Pues, sencillamente, porque cada vez que se mencionaba algún aspecto del urbanismo que tuviera que ver con la condición femenina y que pudiera servir para mejorar en algo la vida de la mujer era siempre suponiendo que la mujer tenía roles distintos a los del hombre, y eso era intolerable.
Por ejemplo: Si alguien mencionaba -siempre desde la perspectiva de género- las zonas de juegos infantiles de los parques, eso implicaba reconocer que eran las madres y no los padres quienes llevaban a los niños a jugar. Si se decía algo de las zonas comerciales era porque se presuponía que eran las mujeres y no los hombres quienes hacían la compra. Si se hablaba de estudiar los trayectos y horarios de los transportes públicos para facilitar la conciliación laboral y familiar, y eso se hacía a la luz de la perspectiva de género, implicaba asumir que la conciliación era un problema femenino y no masculino. Etcétera.
La mesa no estaba para sugerir mejoras en los transportes públicos, en los barrios residenciales, en las zonas de comercio o de oficinas... sino para sugerirlas en cuanto a la igualdad de género y, sobre todo, desde la perspectiva de género. Y, desde esa perspectiva, no se podía proponer nada en sí mismo, sino sólo en tanto que solucionara un problema que padecieran las mujeres más que los hombres. Pero cualquier problema que sufrieran las mujeres en mayor grado que los hombres venía de una previa injusticia que era tan intolerable que ni siquiera esta mesa podía darla por existente y asumirla sin más.
Nuestra misión era por tanto una imposibilidad ontológica. No sé si me explico. Lo que sí os puedo decir es que estuvimos dando vueltas al molino desde las diez de la mañana hasta las dos y media de la tarde, y que yo terminé sin saber deletrear mi nombre.
Al final quedamos en que nos veríamos otro día. La coordinadora de la mesa tenía nuestras direcciones de correo electrónico y nos citaría en su momento. Mientras tanto, cada uno de nosotros le enviaría cualquier idea o propuesta que se le ocurriera.
Nunca volvió a convocarse esa mesa, al menos conmigo. Conservo la dirección de correo de la coordinadora, y aún, tantos años después, sigo dándole vueltas a ver si se me ocurre alguna propuesta para enviarle.
(Si te ha interesado este tema y no te ha molestado mucho mi manera de enfocarlo clica el botón g+1 que verás aquí debajo. Y, sobre todo, comenta lo que quieras. Muchas gracias).

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