Con casi dos millones y medio de resultados en Google, la conjunción “15-M” ha roto su imagen de marca. Después de un mes de ruido mediático, la praxis de Stéphane Hessel y José Lus Sampedro ha hecho “trampa” en el juego de los demócratas y ha atentado contra su principal insignia.
La protesta contra los recortes presupuestarios previstos por el Parlamento Catalán ha tambaleado las finas líneas de la razón. Los insultos y esputos contra la clase política catalana han dibujado un panorama dantesco en los ecos mediáticos internacionales y enturbiado las aguas pacíficas de la masa indignada.
Desde la comisión de comunicación de “Acampada Sol”, los ex-acampados han manifestado su censura pública y desmarque con los acontecimientos violentos de Barcelona.
Con el apoyo público de Rosalia Mera y las declaraciones nefastas de Aguirre, los originarios del “15-M” continuarán su lucha pacífica ante los “oídos sordos de una derecha confundida”.
Pasados los comicios electorales y con el cetro en la mano, la derecha ha mostrado por fin, su versión previsible de los hechos.
La investidura de Aguirre sirvió para vislumbrar el verdadero vuelo de las “gaviotas”. Desde la tribuna y con la parcialización de un discurso carente de “interés general”, a la ex-ministra de educación y cultura no le tembló la voz cuando dijo “el comportamiento de los indignados es el mismo que han tenido a lo largo de la historia todos los precursores de los movimientos totalitarios: empiezan con gritos contra los políticos, siguen expresando su desprecio a la democracia, y acaban afirmando que, como han conquistado la calle, ellos son los auténticos representantes del pueblo”.
Mientras Zapatero, Bono, Más, Camacho… han mostrado su repulsa y censura con los actos acontecidos en el “Parlament”, el líder de la derecha ha insinuado en sus acostumbradas “ruedas de prensa sin preguntas“ que “la prudencia no puede convertirse en pasividad”, o dicho en palabras más llanas, la culpa es como siempre del gobierno.
Una vez más, las maniobras orquestadas por el oportunismo maquiavélico del momento han mostrado el discurso de una derecha sin rigor ni fundamento, cuya aspiración es aumentar distancias mestoscópicas con las siglas socialistas.
En sintonía con las críticas vertidas contra el Tribunal Constitucinal por la “sentencia legítima de Bidu”, la derecha continúa su andadura. Ahora es el ministerio del interior y especialmente su titular, quién pagará los platos rotos de este ”desaguisado”.
Desde la crítica, cabe preguntarle al señor Rajoy:
- ¿Apoyan ustedes al movimento 15-m “Acampada Sol”?
- ¿Piensan que censurar la violencia es propio de movimientos “totalitarios” como dijo institucionalmente la señora Aguirre?
- ¿Qué medidas concretas hubiera tomado su gobierno ante un incidente como el vivido hoy?
- ¿Cuánto han recortado en términos “concretos” en educación y sanidad catalana?
La ausencia de respuestas a estas preguntas seguirá en el ideario colectivo, mientras el señor Rajoy siga ”andando de puntillas” en aquellos temas relevantes que sirven para medir la talla de una oposición responsable.
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