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Sin reglas no te arreglas

Publicado el 12 noviembre 2010 por Angeles
La Real Academia de la Lengua Española va a publicar próximamente, como es  sabido, una 'nueva' Ortografía, es decir, un libraco en el que se recogen las reglas del correcto escribir.Y seguramente también es sabido que no han faltado la polémica, los desacuerdos y las reacciones airadas ante la aparición de dicho volumen.
Pero es que, me parece a mí,  algunos medios, por la forma de hablar del asunto, han dado a entender que a partir de ahora tendremos nuevas reglas para escribir. No es así ni mucho menos, y quizá me anime próximamente a dar mi modestísimo punto de vista sobre el asunto.
Lo que  sí es verdad es que muchos se quejan de la RAE, diciendo que ordena y manda, que impone  normas a su antojo y que hace barbaridades con el idioma, admitiendo lo inadmisible o anunciando que hablar y escribir así o asá está muy feo.Mi humilde opinión al respecto es que no hay motivo para tales enfados. Más que nada porque la RAE no manda ni puede imponer tanto como esos  muchos creen. 
Por un lado, la RAE actúa como observador, toma nota de cómo se usa el idioma y lo refleja en sus diccionarios y manuales. Y por otro, claro que establece normas y reglas, pero igual que las establece Tráfico, y la Federación de fútbol, y las asociaciones de vecinos. Y los que juegan al parchís.Porque si no hay normas el mundo no funciona. Así de simple. Después  cada cual  decide: o sigue las normas o se las salta, pero luego no vale quejarse.
Y con la lengua pasa igual. Para que funcione, para que cumpla su función -la comunicación entre los hablantes-, tiene que estar regulada y ordenada, que para eso es un código.  Porque si cada uno escribiéramos, habláramos y usáramos el idioma como nos pareciera, la comunicación se volvería caótica y arbitraria, y llegaría un momento en que no nos entenderíamos.
Bueno, de hecho creo que ese momento está llegando ya. Hoy día, y gracias a internet, mucha gente que antes  nunca utilizaba el lenguaje escrito, ahora sí escribe: en foros,  chats, blogs,  correos electrónicos, comentarios a noticias online, etc. Lo cual está muy bien.Pero no hace falta buscar muy hondo para ver que son muy pocos los que utilizan correctamente la ortografía, es decir, la forma de las palabras, las tildes y los signos de puntuación.Hay quienes dicen, dándoselas de rebeldes, que cada uno puede escribir como le plazca. Vale, pero si alguien se molesta en escribir algo es porque quiere hacerse oír, porque pretende que otros sepan lo que piensa, opina o siente. Y lo cierto es que  leer esos textos que ignoran la ortografía resulta incomodísimo y dificil.
Porque sin la ortografía la lectura se hace farragosa y torpe, ambigua y confusa, y en ocasiones hay que leer lo mismo siete veces para hacerse una idea de qué quiere decir quien escribe. Incluso una misma frase o párrafo se puede interpretar de maneras distintas, porque no se sabe cuándo acaba una oración y cuándo empieza la siguiente. O no se sabe si la persona está enfadada o de guasa; si está siendo irónica o es que no sabe lo que dice; si duda o afirma… Si en la escritura no podemos percibir la diferencia entre un matiz y otro, no percibimos tampoco el sentido exacto de lo dicho.
Y para eso precisamente está la ortografía: para reflejar la forma en que hablamos, las pausas, la entonación, el acento… o sea, para que se entienda claramente lo que decimos, ni más ni menos. Porque no es lo mismo decir -como en aquel telegrama- "Señor muerto. Esta tarde llegamos", que "Señor, muerto está. Tarde llegamos".
Ni significa lo mismo "Deberíamos investigar cómo se ha hecho hasta ahora", que "Deberíamos investigar, como se ha hecho hasta ahora".
He ahí el poder expresivo de una simple coma, de una simple tilde.
Pero lo más curioso de todo esto es que los mismos que hacen caso omiso de la ortografía,  aprecian y agradecen un texto bien escrito, y se admiran de lo bien expresado que está todo, de lo bien que se entiende y de cómo da gusto leerlo. Pues será por algo, digo yo.
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