No hubo flores, bombones, perfumes, viaje, sorpresas, ni cita en la peluquería.
Esta vez nadie ordenó una paella ni puso carne en la parrilla. Tampoco nadie peló verduras para un sancocho.
No se descorcharon botellas de vino, ni siquiera se llenó de cervezas la nevera.
El día comenzó en silencio, sin alegría, sin serenata.
El teléfono sonó sin encontrar respuesta. El timbre no recibió ni una sola caricia en toda la jornada.
No hubo zapatos nuevos que mirar frente al espejo, ni un vestido bonito al cual cortar la etiqueta. Nada de postres especiales, ni mariachis con sus trompetas.
Fue un día como cualquier otro, viviendo con el miedo a la delincuencia, lidiando con instituciones corruptas, aprovechando las horas de agua para regar las matas y poner una lavadora antes que se vuelva a ir la luz. Recorriendo farmacias, llevando sol en la cola de los supermercados, regresando a casa con las manos llenas, pero no de regalos, sino de impotencia e indignación.
Peinó sus canas recordando cuando no las tenía, cuando mientras se rizaba el pelo soñaba con el negocio que quería montar, la casa que quería comprar, los hijos que quería tener y la vejez que quería vivir descansando sobre la recompensa a décadas de duro trabajo e innumerables sacrificios que le esperaban. Con los ojos aguados sintió que tenía razón en haber pedido a todos no actuar como se acostumbra en una fecha especial, pues no sentía ganas de festejar teniendo a dos de sus hijos demasiado lejos y a los cercanos pasando por la misma tragedia que ella.
¿Cómo podría celebrar sin quitarse del alma a la muchacha que hace unos días hurgaba en la basura?
Así que sin velitas que soplar, cerró los ojos y pidió un deseo. Nadie sabe qué, pero tampoco hace falta adivinarlo. Ni harina, ni leche, ni azúcar, esos no pueden seguir siendo regalos.
Aunque muchos padres venezolanos en este momento no tengan más urgencia que evitar quedarse con la despensa vacía, es otro el mejor regalo que podrían recibir un día cualquiera –ojalá pronto– en el que seguro recuperarán las ganas de celebrar.
¡Feliz cumpleaños!
@yedzenia
Foto:
Jacob Ufkes