Revista Coaching

Sincronicidad

Por Claudia Souza @YaCoachia
"Como si lo de fuera es un espejo de lo que está sucediendo dentro." Sincronicidad
Un joven Isaac Newton se encontraba en Inglaterra trabajando con el cálculo de fluxiones cuando otro joven alemán Gotfried Leibnitz descubría el cálculo. En su momento, uno acusó de plagio al otro, hoy se sabe que ambos matemáticos llegaron a sus resultados independientemente, con Leibniz empezando primero con la integración y Newton con la diferenciación.
El 28 de julio de 1900, el rey Humberto 1 de Italia cenaba en un restaurante de Monza. Con gran sorpresa observó que el propietario era idéntico a él. Pero su sorpresa fue en aumento cuando descubrió todas las semejanzas que le unían a aquel hombre: El dueño también se llamaba Humberto; al igual que el rey, había nacido en Turín y en el mismo día; se había casado con una chica llamada Margherita el mismo día en que el rey se casó con su esposa, la reina Margherita. Y había inaugurado el restaurante el día en que Humberto 1 fue coronado rey de Italia. Al día siguiente el ayudante del rey le informó que el dueño del restaurante había muerto aquella mañana después de que le hubieran disparado misteriosamente. Y mientras el rey expresaba su pesar, un anarquista llamado Gaetano Bresci disparó contra él y le mató.
Cuando Norman Mailer comenzó su novela Barbary Shore no había en ella ningún espía ruso. Al progresar la novela un espía ruso aparece, desempeñando un papel secundario. A medida que avanzaba la obra, el espía fue ganando cuerpo hasta convertirse en el protagonista principal. Acabada la novela, el Servicio de Inmigración de los EE.UU. arrestó a un hombre que vivía en el piso de abajo de Norman Mailer. Se trataba del coronel Rudolf Abel, el espía ruso más importante de aquel tiempo en Norteamérica.
Un tal M. Deschamps relata que, de niño en Orleans (Francia), un huésped de la familia llamado M. de Fortgibu le ofreció un trozo de pudding de ciruelas. Años más tarde, M. Deschamps pidió pudding de ciruelas en un restaurante de París. El camarero le dijo que la última ración acababa de servírsela a un señor, señor al que señaló discretamente y que no era otro que M. de Fortgibu. Muchos años después, en una cena donde a M. Deschamps se le ofreció pudding de ciruelas, aprovechó éste la oportunidad para narrar sus experiencias con relación a dicho manjar y el Sr. de Fortgibu. Acabado el relato, y mientras deglutía su pudding de ciruelas, Deschamps manifestó que lo único que faltaba era la presencia del señor de Fortgibu. En ese momento la puerta se abrió y apareció M. de Fortgibu, ahora un anciano desorientado, quien se excusó alegando que se había equivocado de puerta.
En el experimento Grinberg-Zylberbaum, publicado en 1987, los científicos utilizaron un electroencefalógrafo para medir las ondas cerebrales de parejas que meditaban juntas.  A estas parejas estrechamente vinculadas se les pidió que meditaran juntas, una al lado de la otra, durante veinte minutos. Después, una de ellas se trasladaba a otra habitación, cerrada y aislada. Una vez ubicadas, cada una en una habitación distinta, se les pidió que intentaran establecer comunicación directa con la otra. La persona que había sido trasladada era estimulada en su habitación con brillantes destellos de luz, que causaban en sus ondas cerebrales pequeños picos llamados potenciales provocados. Pero lo fascinante de este experimento es que la persona que no estaba expuesta a la luz también mostraba pequeños picos en sus ondas cerebrales. Así pues, estas dos personas estaban conectadas en un nivel profundo por medio de la meditación, y esa conexión provocaba reacciones físicas mensurables en ambas, incluso en la que no estaba expuesta al estímulo luminoso. Lo que le ocurría a una le sucedía a la otra, automáticamente y en forma instantánea.
Existe una teoría capaz de explicar estos fenómenos: la sincronicidad. Dicha teoría fue desarrollada por el psicólogo sucesor de Freud, Carl Gustav Jung Carl Jung define la "sincronicidad" como "una coincidencia significativa de dos o más sucesos en la que está implicada algo más que la probabilidad aleatoria". Las sincronicidades suelen suceder con mayor profusión en periodos de transformación: nacimientos, muertes, enamoramiento, psicoterapia, obra creadora intensa, cambio de profesión...
Presta atención a todo lo que ocurre. Ya sabes, nada es casualidad...

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