Hay debates curiosos sobre el mundo sindical, uno de ellos es la defensa que se hace por parte de unos cuantos del sindicalismo corporativo (de profesión o de empresa) respecto al sindicalismo de clase.
Es curioso porqué desde el sindicalismo de clase se puede criticar una acción concreta de un determinado sindicato en una empresa (es escandaloso el comportamiento servil de FETICO con respecto a El Corte Ingles) pero no se cuestiona su existencia o su forma de funcionar allí donde es eficiente. Ni tan siquiera a la CGT le veo esa crítica feroz que por parte de algunos defensores del sindicalismo corporativo se hace hacia el sindicalismo de clase.
El modelo sindical corporativo o profesional versus el sindicalismo de clase.
El sindicalismo de clase (sea este el de CGT, desde una perspectiva anarquista, el de ELA, LAB o CIG solo funcional en un territorio, o el de UGT y de CCOO de carácter más “socialdemócrata” y de implantación en todo el territorio, incluso la CNT se puede considerar un sindicato de clase por su interés en estar presente en todos los sectores que pueda) contempla la representación sindical de forma colectiva y global. Para estos sindicatos no hay ninguna empresa que en priori no pretendan representar ni un solo colectivo de asalariado (o incluso de autónomos, UPTA-UGT es una de las organizaciones de autónomos más representativas de España) al que no pretendan defender. Además su acción pretende condicionar la legislación laboral general, las condiciones laborales y sociales de los trabajadores y eso se extiende a una defensa del estado del bienestar o de prestaciones como las de desempleo o las de jubilación.
En cambio el sindicalismo corporativo solo pretende defender a un colectivo profesional (por ejemplo los médicos) sea en la empresa que sea o solo a los trabajadores de una empresa determinada o de un sector concreto. Su acción respecto a la legislación laboral, estado del bienestar, etc.. es algo en lo que no entran o solo entran en el caso que regule claramente las condiciones de un sector determinado donde pretenden presentarse.
No entraré en disquisiciones sobre que mejor modelo sindical es para el conjunto de trabajadores, ni tampoco en los efectos macroeconómicos que produce el sindicalismo de clase o el corporativo. Solo un apunte, los sindicatos de clase generan una tendencia a atenuar las diferencias salariales intersectoriales y a horizontalizar los salarios entre profesiones y eso a la larga tiene efectos positivos al reducir desigualdades y sobretodo efectos positivos en la inflación (la atenúan con respecto a la negociación corporativa, y además distribuyen en el conjunto los daños que esta produce). Entrar en esto sería una disquisición más profunda de lo que pretendo.
¿Donde funciona el sindicalismo corporativo con mejor eficacia que el de clase?
No existen sindicatos profesionales con fuerza en sectores como el comercio, sí lo hay el corporativo, pero en esto también entraremos, en la diferenciación entre sindicatos corporativos de sector (o de empresa), sindicatos profesionales y sindicatos de clase.
El sindicalismo profesional, funciona entre aquellos colectivos con sobrecapacidad negociadora
No existen sindicatos profesionales de “informáticos” que tengan representación ni afiliados de forma significativa. Tampoco de torneros fresadores, de dependientes, de oficinistas, de repartidores, de barrenderos o de pintores. Ni tan siquiera de bomberos. Los hay en cambio de pilotos, controladores aéreos, médicos, de profesionales de la educación, policías, de periodistas, de inspectores de hacienda o ferroviarios. Es curioso que con el gran número de trabajadores y oficios que hay, tan sólo un par de grupos grandes tenga sindicatos profesionales: los profesionales con alto nivel de formación y capacidad (por funciones) de tener un poder negociador dentro de la misma empresa tradicionalmente muy alto (pilotos, médicos, periodistas), o los profesionales de sectores públicos o estratégicos que tienen capacidad de hacer presión como lobbye por encima de una capacidad de negociación normal (ferroviarios, policías, etc..). Los sindicatos “profesionales” aparecen entre colectivos que o bien tienen una gran identidad de clase profesional (los periodistas serían el paradigma) o aquellos donde si se alían son capaces de sacar mejoras muy claras respecto al resto de trabajadores del sector (los pilotos, médicos y ferroviarios son un ejemplo evidente, sus compañeros maleteros, administrativos, vendedores de billetes, etc.. no tienen sindicatos profesionales sino que sus representantes se encuadran en sindicatos de clase).
Tampoco es algo matemático, más allá del SEPLA, en una misma profesión, por ejemplo, médicos, enfermeros, ferroviarios, etc.. la representación sindical no es homogénea y en un centro puede ganar el sindicato profesional y en otro ganar un sindicato de clase entre el mismo colectivo. Pero sí que es curioso observar que los sindicatos profesionales funcionan solo entre colectivos con un poder negociador especial. Lo que en su momento llamaba sindicalismo radical de los privilegiados o bien aristocracia obrera (el sindicalismo que no busca afiliar o representar a los trabajadores de rentas más bajas).
Por tanto, los que abogan por un sindicalismo profesional como solución de todos los males es algo que deberían hacérselo mirar, lo que va muy bien para los médicos, pilotos o controladores, es posible que no le vaya tan bien a otros colectivos. Un ejemplo paradigmático de ello son los periodistas que siguen empecinados en organizarse por sindicatos profesionales más que por los de clase y la explotación laboral en su sector es la más alta y tienen la situación más precaria entre las personas con su nivel formativo (algo que además los medios nunca hablarán de ello de forma clara).
El sindicalismo corporativo de sector allí donde hay sobrecapacidad negociadora o prácticas de acoso sindical
Al igual que el sindicalismo profesional hay unos cuantos sectores con mayor poder de presión y capacidad de negociación que tienen sus sindicatos corporativos de sector, ejemplos como la educación y el sector público donde aparecen más sindicatos corporativos que en el resto de sectores.
Aunque aquí también hay una anomalía con respecto a esta forma de funcionar, hay microsectores, como en el comercio donde hay empresas donde el sindicato mayoritario es un corporativo. FETICO es el paradigma de este ejemplo, mayoritario en el grupo de El Corte Ingles, o en sectores como la seguridad privada. Aquí se producen por dos motivos, dificultad atroz de los sindicatos de clase de entrar en el sector (lease seguridad privada), y al final el vacío sindical se termina llenando con sindicatos menos operativos pero que intentan hacer lo que pueden (a la larga son absorvidos por algún sindicato de clase, fenómeno que se ha ido dando en varios sectores), o por fenómenos de Union Busting. El Corte Ingles es una empresa con varias denuncias por estas prácticas y su hostilidad abierta y manifiesta a cualquier sindicato que no sea SU sindicato corporativo. Cuando hay caza y derribo del sindicalista es muy difícil conseguir que un sindicalismo de clase entre, y hasta que no se logra (después de sudor y lágrimas), no se logra acabar con las prácticas de Union Busting. Por tanto, no os sorprenda que las empresas con las prácticas clientelares más curiosas son las que tienen un “sindicato corporativo” que les acompaña de la mano. Esta práctica también puede hacerse con un sindicato de clase (nada impide a los delegados de UGT, CGT, CCOO, USOC o la sección sindical local de la CNT ser “comprada” por mecanismos clientelares), pero en este caso hay un sindicato de clase detrás que puede meter mano y sancionar a sus delegados, expulsarlos del sindicato ya que un caso de pequeñas corruptelas de este tipo afecta no solo a la empresa donde se produce sino al conjunto de elecciones sindicales en todo el sector (para entendernos, un sindicato de clase tiene incentivos que no tiene un corporativo para no gastarse toda su credibilidad para conseguir un puñado de delegados en una empresa a costa de perder muchos más en el resto de empresas del sector o de sectores afines).
Algunos ejemplos de la sobrecapacidad negociadora
Todos recordamos las condiciones laborales sobredimensionadas que tenían los controladores aéreos, a eso me refiero. Los controladores aéreos pudieron en un momento determinado, mediante presiones ponerse unas condiciones laborales muy generosas. Eso en economía nunca es gratis, y salió de las tarifas que pagan las compañías aéreas por usar los aeropuertos, haciéndolos menos competitivos, y también entre el resto de sus compañeros de AENA. No estoy de acuerdo con el decreto que los militarizó y considero un acto draconiano, pero sí es cierto que en el fondo el ministro de fomento tenía razón en cuanto corregir esa anomalía para hacer a AENA una empresa más competitiva.
El caso de SEPLA en Iberia ya es la repanocha. No solo porqué tengan un acuerdo de convenio solo para ellos sino que tienen un nivel de control en quien accede o no a los puestos de piloto de forma directa y clara, como ningún sindicato de ningún otro sector tiene, o al menos no he visto convenios donde se les de unas atribuciones tan generosas:
Las condiciones que deberán reunir los Pilotos para ingresar en la plantilla de la Compañía Iberia serán fijadas por la Dirección, que establecerá en cada momento las pruebas médicas, teóricas, prácticas y en vuelo a superar junto a las restantes normas a cumplir. De dicho régimen se dará información a la representación de los Pilotos, así como de las modificaciones que pudieran efectuarse, pudiendo dicha representación alegar lo que estime oportuno sobre las mismas, sin carácter vinculante. En las mencionadas pruebas de ingreso participará un representante de Sepla como miembro del Tribunal con voz y voto.
Si eso no es sindicalismo desde una sobreposición de poder que alguien baje y me lo explique.
¿Y que peso tienen los sindicatos corporativos y profesionales en el conjunto del sindicalismo?
Pero vayamos a la realidad, con las cifras de representación sindical en mano. Al ser los datos de afiliados de los sindicatos mayoritarios un misterio extraordinariamente difícil de resolver (la propia CNT por ejemplo, no sabe si tiene 10.000 o 50.000 afiliados), tengo que tirar de los datos que publican centros estadísticos, como por ejemplo la OCDE que calcula que en España hay 2.500.000 afiliados a sindicatos, siendo de estos 2.200.000 afiliados a UGT y CCOO, aunque el dato es algo anticuado del 2007 y los más minoritarios no los introduce en el cálculo, dejando de lado, claro, los sindicatos corporativos.
Solo puedo tirar del resultado de las elecciones sindicales, con lo cuál tampoco contabilizo a los sindicatos que funcionan mediante secciones sindicales y no tienen representación sindical, a la práctica SEPLA y CNT, y lo comido por lo servido porqué CNT debe rondar entre 2 y 10 afiliados por cada uno que tiene el SEPLA, y la extrapolación en número de delegados sindicales que supondrían las empresas donde la CNT y el SEPLA firman convenios estra-estatutarios es ínfima con respecto al número total 300.000 de delegados electos que hay en España.
La proporción de los resultados electorales se puede extraer indagando en la monstruosa y difícil tarea de ir visitando CCAA a CCAA los resultados de elecciones sindicales o bien más directamente en la proporción de subvenciones que reciben TODOS los sindicatos con representación sindical en España, sean o no mayoritarios, por su resultado en las elecciones sindicales (los famosos 16M€). Matemáticamente obtenemos el mismo resultado.
http://www.boe.es/boe/dias/2011/02/16/pdfs/BOE-A-2011-3079.pdf
El resultado es claro, si sumamos a los corporativos y profesionales estos llegan al resultado de representar al 6,5% del conjunto de delegados electos sindicales. Mientras los sindicatos de clase representan al 93,5% restante, siendo UGT y CCOO los que representan por sí solos a más del 80%.
Por tanto, podemos afirmar sin temor a pillarnos los dedos que el sindicalismo corporativo solo le es útil a poco más del 5% de los trabajadores y el de clase a más del 90%, afiliado del SEPLA arriba, afiliado de la CNT abajo.
Por tanto afirmar que más del 90% del sindicalismo puede ser sustituido alegremente por un sindicalismo corporativo o profesional es una afirmación, que más allá de las connotaciones sobre la interlocución sobre temas de legislación general que tiene o racionales, es una tontería desde el punto de vista práctico.
Conclusión, aunque el sindicalismo corporativo y profesional es útil para unos pocos no es el modelo que puede sustituir al sindicalismo de clase
Llevamos más de 30 años de sindicalismo en relativa libertad, y aunque hay sectores o más concretamente empresas que practican Union Busting el efecto agregado es muy pequeño, y por tanto podemos decir que se llegan a situaciones de equilibrio sociológico donde los trabajadores se organizan desde el punto de vista que mejor les va o les interesa (periodistas a parte, ¡pobres ilusos!).
De eso va también para ciertas alegorías del “verdadero sindicalismo de izquierdas SL” que se antepone como la verdadera solución para todos y pretende ser una alternativa al sindicalismo mayoritario (y también al corporativo).
Yo entiendo que a los pilotos les vaya muy bien con su sindicato corporativo (donde ya para entrar ya tienes que llevarte bien con el tipo del SEPLA que te va a votar si entras o no, con lo cuál la afiliación es algo a la práctica obligatorio y donde no hay elecciones sindicales libres). Entiendo que haya empresas donde la capacidad de presión que pueden hacer permita un sindicalismo radical tipo CGT. Lo que también espero que entiendan es que para la gran mayoría de trabajadores que o no tienen la capacidad de chantajear a sus empresarios (normalmente de sectores públicos) como los pilotos o la capacidad de parar un país como los ferroviarios, un sindicalismo de clase racional es la solución que están escogiendo porqué es la que pueden aplicar.
Sí, el sindicalismo de clase, en especial el de CCOO y UGT no es el más guay y revolucionario del mundo, pero es el que pueden aplicar la gran mayoría de trabajadores en sus empresas.
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