Revista Opinión

Sindicatos y sindicalistas

Publicado el 12 febrero 2010 por Trinitro @trinitro

web20revolution

En la situación de crisis unos de los colectivos más criticados son los sindicatos: unos les piden más beligerancia, otros que acepten las reformas que según ellos son necesarias para reflotar la economía. Los sindicatos parecen que estorban a la izquierda revolucionaria o a la derecha económica.

Dejando a un lado debates más de fondo sobre el mercado laboral y las reformas que puedan ser necesarias para hacerlo más competitivo sin pérdida de derechos laborales, algo que por el momento lo ciño al debate que se tiene en algunos blogs centroizquierdistas, y que está en el fondo de un debate que sí está teniendo realidad entre patronal y sindicatos.

Quiero entrar en las “verdades del barquero” que muchos están soltando por la red. Mientras la twittesfera y la blogosfera gritaba hace un par de meses en contra de la cláusula Sinde en la ley de economía sostenible (cláusula que yo también rechazo, ojo), apenas ha reflejado las manifestaciones que ese mismo mes convocaban los sindicatos. Tan sólo los twitteros y blogueros más activistas en el plano laboral han hablado de ello. Tampoco hay grandes debates sobre las reformas necesarias o no, sobre los diversos ERE que están haciéndose, sobre el bloqueo informativo que realizan algunas grandes empresas de este país para que sus conflictos no salgan en los medios.

Lo que hay es mucha queja (legítima) contra todos y sobretodo contra los sindicatos. Reclamaciones por una huelga general, pero cuando entras a preguntar el que buscan con la huelga general, simplemente protestar por los 4 millones de desempleados. Algo que es un absurdo por sí mismo: una huelga general no se hace para protestar y punto, los costes económicos de esta los pagan las empresas y los trabajadores, por la pérdida de productividad (para algunas empresas podría ser un alivio, pero en general es ponerles una piedra más a las empresas españolas) y por la pérdida de los costes salariales de un día para cada uno de los trabajadores.

Las huelgas no molan, no molan ni las de sector, y es la última herramienta para presionar a los empleadores a llegar a un acuerdo. La huelga general es la forma última del conflicto que se utiliza para tirar atrás UNA ley en concreto o un conjunto de reformas que no se están de acuerdo. La pregunta, ¿qué objetivo buscas con la huelga general? no es baladí.

Los sindicatos no convocaron una huelga general a Jose María Aznar hasta que no quiso reformar la ley de desempleo. Aznar no molaba, sus políticas profundizaban relaciones laborales duales, competíamos por trabajos de poco valor añadido (bueno un poco en la tradición del mercado laboral español) y por el pelotazo urbanístico. Pero que el conjunto de políticas generales de un gobierno gusten o no a los sindicatos no es algo que se pueda cambiar con una huelga general, ¿bajo que concepto Aznar o cualquier Presidente va a alterar todo el programa de gobierno por el cuál los ciudadanos le han votado y tiene la legitimidad en base a una o 10 huelgas generales?, los sindicatos se podrán poner a protestar más o menos, a negociar más o menos pero no pueden condicionar hasta el punto de inabilitar a un gobierno para ejercer su programa. Sería antidemocrático a parte que es considerar que los sindicatos tienen un poder para el que no están legitimados ni que es real.

En cambio una ley concreta: la reforma de la ley de desempleo, era algo objetvio, concreto y que se puede poner como un objetivo a conseguir: la huelga general tiene éxito si tira atrás la ley y fracasa si la presión conseguida no fuerza a ello. Por el momento las huelgas generales han conseguido siempre sus éxitos.

Vuelvo a preguntar, ¿qué quieres conseguir con una huelga general? ¿cambiar las políticas del gobierno de ZP? ¿acabar con el paro? ¿protestar porqué la gente lo pasa mal? ¿pegarle collejas a ZP?. O esos objetivos son inalcanzables o son ilegítimos para los costes que provocas a los asalariados, autónomos, empresarios y en general a la economía. Una huelga general no es gratuita.

Pero vayamos al tema de los que reclaman la revolución a grito pelado. Me he encontrado mensajes de periodistas que no han sabido defenderse ellos mismos en sus puestos de trabajo, que no se han levantado por el compañero de al lado, o no han sabido organizarse para que su contrato de autónomo dependiente fuera un contrato laboral y no uno mercantil, no han sabido defenderse de forma organizada o han movido un dedo por algún compañero indicando que los delegados sindicales y los sindicatos no sirven para nada.

He leído a personas que en su blog sólo escriben de la alta costura glamourosa diciendo que los sindicalistas no están en contacto con la realidad. Ya sabemos moverse en las pasarelas es un contacto con la realidad del mercado laboral fantástica.

He visto personas que dicen que no participarán jamás en una convocatoria que hagan los sindicatos pidiéndoles que convoquen una huelga general.

He visto cientos de personas que en las manifestaciones de diciembre no participaron, no las twittearon, no movieron un dedo para que tuvieran éxito quejándose de que los sindicatos no son suficientes beligerantes.

Me he encontrado incluso la paradoja de gente que pide que los sindicatos monten huelga generla pero que retiren su resistencia al retraso de la jubilación o que defiendan el despido libre.

He visto incluso, gente que dice que no necesita los sindicatos y que se organizarán en twitter.. para que luego sus siguientes entradas sigan rondado alrededor del Ipad, el Buzz y la última gilipollez tecnológica de turno.

Los sindicatos y los sindicalistas tienen muchas cosas que ser criticadas, pero si algo están siendo en esta crisis es la última instancia a la que recurren los trabajadores en peores condiciones, son los que han conseguida que la ayuda de los 421€ llegue a la mayoría de desempleados sin prestaciones, son los que salvaron el sistema de prestaciones de desempleo en el 2002 que hoy está dando algo de vida a los que están en el paro, son los que están intentando que destrás de cada ERE se destruyan el mínimo número de puestos de trabajo o salga la gente con algo más que un calzón, son los que están saturados asesorando a cientos de miles de personas con problemas laborales.

Los sindicatos son muy criticables. Lo que no es legítimo es exigirles una lucha paternalista radical en la que no te quieras implicar ni salpicar. No es legítimo actuar como un neorevolucionario desde Facebook o twitter cuando los temas laborales te la han sudado durante años, cuando no te has movido cuando se te ha pedido, cuando no eres capaz ni de protestar por tu situación o de ayudar a organizar nada en tu empresa. No es legítimo ni creible que pidas que se monte una huelga general en la que no vas a participar, que te quejes que los sindicatos son poco beligerantes cuando en las convocatorias de todo este 2009 no has participado ni las has citado, ni has hablado de ellas.

Sí, los sindicatos y los sindicalistas son criticables, pero también es muy criticable la actitud de los nuevos revolucionarios de twitter que saltan a la que pueden por sus privilegios pero no se han movido (ni realmente se van a mover) jamás por los derechos laborales de un compañero más allá de retwitear los despidos de Factual.

En definitiva, las redes sociales y los blogs no son más que herramientas que empoderan al ciudadano y al individuo, pero si estos sólo reproducen la queja del bar y se siguen sin implicar y movilizar más allá de un twitt de protesta podemos esperar sentados.

Los ciudadanos tenemos las herramientas para organizarnos sin necesidad de mediadores sociales, lo que no tenemos es realmente ni la voluntad, ni la constancia, ni la coherencia, ni las ganas de hacerlo. Si la revolución laboral ha de venir por el twitter y sólo por el twitter por el momento la patronal sólo ha de sacar un nuevo I-Cacharro o Google-Bluff para bloquearla. ¿O es que el uso de twitter está vedado a los sindicatos? ¿o es que las ciberacciones no forman parte del corpus de los propios sindicatos desde hace ya años?

Por suerte, aún tenemos sindicatos y sindicalistas.


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