Revista Deportes

Síndrome burn out

Publicado el 13 agosto 2010 por Pberraondo

Los médicos han tocado la tecla perfecta con la enfermedad conocida como síndrome del quemado o burn out. Puede sonar a risa, pero  el tema es preocupante. Se da en profesiones vocacionales, cuando una ha idealizado su trabajo y se da cuenta que la realidad es bien distinta. No es un desencanto ni una depresión al uso. Tampoco estamos hablando de ansiedad. Entre los síntomas se  puede dar astenia y agitación al mismo tiempo (tics nerviosos, temblor de manos); palpitaciones; taquicardia y pinchazos en el pecho; aumento de la tensión arterial; dolores musculares, sobre todo en la zona lumbar; cefaleas; problemas digestivos; trastornos del sueño e inapetencia sexual.

Con todos estos síntomas los afectados optan por aislarse y quedarse solos, invadiendo su vida social y familiar. Y es lo que le ha pasado al ciclista Jan Ullrich.

No creo que sea por su bajo sueldo o los escasos incentivos profesionales, puede deberse a su desprestigio profesional. El alemán se vio involucrado en la Operación Puerto y fue despedido de su equipo antes del inicio del Tour de 2006. Desde entonces no ha levantado cabeza.

Ahora ha solicitado en su página web que le dejen tranquilo, que se retira de la vida pública. Yo desconocía que uno se pueda retirar de la vida pública, no sé si ya nunca pisará un bar ni una discoteca, si no paseará por centros comerciales o por las calles de su pueblo, o no volverá a cortar la cinta en el inicio de una carrera de cadetes. En cualquier caso respetaremos la voluntad de Ullrich.

Puede que ahora se ponga de moda alegar burn out para escaquearse de todos los temas escarbosos. Candidatos sobran en nuestro país. No quiero ser pesado, pero puede que Tote pida este año no salir en los cromos de Panini por sufrir burn out. Una excusa perfecta si alguien le pregunta por los maletines. Podrá contestar  algo así como “disculpe señor juez, a mí no me mire que estaba retirado de la vida pública”.

Más candidatos que llevo días siguiéndolos en la prensa y que ya son viejos conocidos de esta bitácora. El astro brasileño, Kaká, que ha seguido la estrategia marcada por el departamento de comunicación del Real Madrid y ha concedido una entrevista exclusiva al Marca, que de paso ha servido para promocionar la nueva Marca TV. Nada nuevo en el horizonte. Yo pensaba que este chico hacía maravillas con el balón, pero la verdad es que no ha hecho más que despejar balones y echarlos todos fuera, con buenas intenciones y con declaraciones que no se cree nadie. Ahora dice que los médicos ya conocían su lesión (?¿) y que no pensaba que era nada, pero que le pinchaban para jugar. Yo no entiendo de medicina, pero no te pinchan por no tener nada. Y si eso es verdad, digo yo que alguna prueba le habrían hecho, y no necesitaría 15 días de pruebas con su médico de Sao Paulo. Por cierto, 15 días de pruebas digo yo que dan para mucho. No sé cuánto tardan en Brasil los análisis, las placas, el escáner, etc. Y más en una clínica privada.

Otro que puede alegar bur out para todo es Jaime Lissavetzky, el actual secretario de estado para el deporte, ahora metido a alcalde de Madrid. O al menos eso pretende, relanzar su carrera política en otros terrenos de juego, donde en vez de hacerse fotos con medallistas se las hará con las obras finalizadas de un tramo del metro, de un nuevo albergue social o vaya usted a saber. Con tal de salir en los periódicos. Pensándolo mejor, casi mejor que esté aquejado del síndrome del quemado y se retire de una vez por todas de la vida pública. Dicen que ha alquilado diecisiete trasteros para guardar todos los periódicos donde le han publicado una foto alguna vez.

No puedo dejar de pensar en José María Odriozola, presidente de la federación española de atletismo, otro de los que prefieren dar la espalda a los suyos y asirse a la poltrona lo más fuerte posible. Sin pelos en la lengua ha acusado a los atletas de la debacle de Barcelona, cuando la única culpa la tuvo él por hablar más de la cuenta.

Entiéndase el tono cínico-irónico de este post, que no deseo ninguna enfermedad a nadie, ni al peor de mis enemigos (que creo que no los tengo), Dios me libre.

Síndrome burn out



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