Los investigadores seleccionaron a un grupo de 172 niños, de edades comprendidas entre los 10 y los 13 años. Después, analizaron, mediante la Escala de Estrés Percibido de M.C. Martorell, el nivel de estrés de los niños y su relación con la cercanía de la naturaleza. Para evaluarlo, eligieron cinco situaciones que suelen ser estresantes en los más pequeños: no pasar suficiente tiempo con los progenitores, no tener suficiente dinero para gastar en lo que se quiere, no tener tiempo para hacer los deberes, que los padres discutan delante de ellos y no tener nada que hacer.
Quienes mostraban más estrés eran quienes acudían al colegio con una naturaleza cercana baja, mientras que quienes mostraban menos tensión eran los alumnos del colegio con una naturaleza cercana muy alta. Es decir, cuanto más naturaleza hay, menor nivel de estrés se detecta en los niños. Otro de los datos destacables del citado estudio es que la cercanía de la naturaleza es un factor muy importante en los niños que son más vulnerables.
Naturaleza beneficiosa
Numerosas investigaciones han señalado que vivir lejos de la naturaleza tiene consecuencias negativas para la salud mental y física. Es lo que se conoce como "síndrome de déficit de la naturaleza". La ausencia o la escasa presencia de naturaleza afecta el rendimiento cognitivo de los niños. Disfrutar de la cercanía de la naturaleza hace sentirse más libres y los diagnosticados de déficit de atención crónico mejoran de sus síntomas.
Según el psicólogo y pedagogo estadounidense William Crain, los niños que pasan suficiente tiempo en plena naturaleza desarrollan más sentimientos positivos hacia otras personas, se sienten en mayor armonía con el mundo y están más relajados.
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