Revista Sociedad

Síndrome de Hybris

Publicado el 01 mayo 2018 por Salva Colecha @salcofa

Parece que nos estamos ya acostumbrando a ver a políticos o banqueros en banquillos, Síndrome de Hybrisprogramas de tv, comisiones… por todas partes respondiendo por sus cositas de fraudes, corrupciones varias, timos, robos de dineros que eran de todos y se los llevaron crudos para casita sin importarles demasiado el hecho de que eran para nuestros mayores, parados o necesitados. El abanico de fechorías es tan grande que ya no se con que nos van a sorprender a la próxima, robarán la Luna y no va a extrañar a nadie.

El caso es que ahora que parece que están haciéndonos el favor de bajar al mundo de los mortales y explicarnos un poco sus desmanes aunque no parece que se arrepientan

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demasiado, más bien algunos todavía nos amenazan con ese pelo “repeinao” y el dedo que utilizan los prepotentes para decir  “te estás pasando”. Se creen superiores, chulescos como si no hubiesen hecho nada anormal o como si ni siquiera entendiesen qué narices les preguntamos o a santo de qué los molestamos de su siesta o hasta de sus clases de pochado (mira que somos desaprensivos). Todos hemos pensado alguna vez que son una panda de enfermos que han perdido todo contacto con la realidad pero, ¿Y si lo estuviesen de verdad?

Siempre nos han dicho aquello de que “el poder corrompe” y a las pruebas me remito. Llevamos un carrerón increíble, últimamente los “poderosillos” todo lo que tocan lo

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convierten en mugre. Parece que no tienen solución, que són víctimas de una enfermedad que los hace avariciosos, impusivos, se comportan como verdaderas cafeteras, no tienen límite, “¿que me he levantado con ganas de obritas? Pues me vas construyendo un auditorio” o un A.V.E. o una autopista… nada, nimiedades.

 ¿Qué me dirias si te cuento que existe una teoría científica que lo avala? Leí el otro día por ahí algo sobre el Síndrome de Hybris y su conclusión de que el poder convierte en

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psicópata al que lo tiene, una especie de Norman Bates pero sin mecedora al que no le importa tener jueces “con problemas” o ministros deslenguados. Dicen que tener poder afecta a las neuronas espejo que son las que hacen sentir empatía y hacen que desconectes de toda preocupación con el prójimo y sólo te importe hacer las cosas “a lo bestia” (algo así como el jefe que te hace currar hasta las tantas mientras huye como comadreja nada más te ha tirado a la cabeza tropecientos encargos) . En resumen, como ya suponíamos, según el bueno de Hybris cualquier persona que adquiere poder se convierte poco a poco en peor persona por el simple hecho de tenerlo, si no que se lo pregunten a Darth Vader.

Al final va a resultar que no les podemos culpar por tener una ambición desmedida A los pobres se les va pudriendo el cerebro a base de tomar decisiones difíciles sin mirar las

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consecuencias. Optan por el camino fácil, si el afectado no te importa un pimiento… pues ya se sabe, ¡afectado a la barbacoa!.  Poco a poco la inercia te va llevando al lado oscuro hasta que te conviertes en un Nerón cualquiera. Pero por supuesto que esto es evitable tan solo hay que hacer las cosas pensando en el prójimo, al que le afectan tus decisiones. Pero claro, eso supone un esfuerzo que se suma a lo que ya había y claro eso de doblar espinazo es como que no interesa y se abandonan al abuso sin pensar que ejercer el liderazgo empático tiene beneficios como la mayor eficacia o duración electoral aunque el mejor de todos es que mientras sientas empatía continuarás siendo humano. Además siempre se debe tener en cuenta que Dante, en la Divina Comedia, reserva uno de los peores lugares en el infierno para los que no son capaces de experimentar compasión por el dolor de los otros. Ahí lo dejamos.


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