Revista Diario
Tras ya meses de ausencia me presento ante mis distinguidos seguidores para someterme a juicio público y aceptar la condena que se me imponga. Por todos es sabido que el mes de Junio es un mes duro para las madres (Diciembre también lo es) además de lo de siempre, pensar comidas, cenas, almuerzos, meriendas equilibrados y variados (ja ja ja), casa, lavadoras tc. vamos la rutina normal se une despedida de extraescolares, fiesta de fin de curso, disfraz de la fiesta de fin de curso, excursiones varias,cena de madres, recomendaciones para el curso que viene, inscripción en comedor, en autobús, si a todo esto unimos que soy una afortunada trabajadora por cuenta ajena, pues que quereis que os diga, es duro y complicado. El caso es que hoy me he dado cuenta que necesito una agenda o unas vacaciones. También todo el mundo sabe que en junio los niños no tienen clase por la tarde verdad? pues a mi se me ha olvidado, se me ha ido la olla completamente, se me ha olvidado recoger a Irene en la parada¡¡¡¡¡ El caso es que estaba terminando de comer y tocan la puerta de casa y me encuentro a Irene a su amigo A. y a la amable abuelita de A. Os podéis imaginar mi cara de susto, de asombro y de culpabilidad que he puesto en menos de un segundo. Casi lloro, ¿pero cómo se puede ser tan mala madre? ¿cómo se te puede olvidar el 50% de tus hijos? yo pensaba que estas cosas pasaban en otros sitios pero no a mi, que soy una abnegada madre casi casi perfecta (ejem). A Irene le he dado un abrazo por valiente que aun le está doliendo, e imaginándome lo que me iba a costar esta gracia en sicólogos para superar este trauma infantil le he dicho. -¿Pero hija mía que has pensado cuando no hemos ido a por ti? -Pues que eres una cabeza loca mamá. Los niños siempre dicen la verdad