Síndrome De Wendy: Familias Que Crean Hijos Dependientes

De pequeña me encantaba la película Peter Pan. Sus personajes me parecían de lo más entrañables, y la fantasía de su historia me maravillaba. En algún momento de mi infancia creí que el País de Nunca Jamás existía, e incluso deseé visitarlo. Que bonita es la ingenuidad de la niñez.

Con el paso del tiempo, esta película ha seguido en mi vida. De igual manera que me ha pasado con El Principito, tal como fui creciendo le fui encontrando otros sentidos, otros significados, nuevas reflexiones. Poco a poco, he ido reflexionando y creando metáforas de toda la historia que rodea al personaje Peter Pan, que no están tan alejadas de la vida misma como en un primer momento puede parecer. Sin ir más lejos, encontramos varios síndromes que poseen nombres muy relacionados con esta película: El Síndrome de Peter Pan y el Síndrome de Wendy. Este último es bastante frecuente en la maternidad, y es el que quiero contaros hoy.

¿Qué es el Síndrome de Wendy?

Son muchas las madres (y padres) que poseen este síndrome, y sin embargo, lo ven tan normalizado que ni sospechan que lo padecen. La maternidad, el instinto de protección, creo que nos ha empujado a tod@s a querer serlo, muchas veces sin darnos cuenta. Y la línea que separa el serlo o no serlo es muy fina, y muchas veces se vuelve invisible.

Son madres/padres que se caracterizan por su afán sobreprotector hacia sus hij@s, impidiendo que adquieran autonomía y aprendan por si solos. Estas madres/padres quieren evitar el sufrimiento de su familia por encima de todo, y les protegen bajo su ala indestructible. Aunque generalmente se da hacia l@s hij@s, también puede darse a la pareja, otros familiares y/o amigos.

Este síndrome se acompaña de mensajes como “no puedes hacer esto”, y profecías autocumplidas como “te vas a caer”, sin dejar que l@s pequeñ@s exploren sus propias limitaciones. Algunos de estos mensajes no son nada favorecedores para su desarrollo, como bien te conté en mi entrada “20 frases que tu hijo/a NO debe escuchar“, que por cierto, te recomiendo leer.

Suele ser más habitual de lo que parece, sobre todo en familias cuy@s niñ@s poseen algún tipo de síndrome y/o retraso madurativo que l@s hace más vulnerables.

Las madres que poseen este síndrome se caracterizan por:

• Creer que deben sacrificarse por los demás (especialmente por l@s hij@s), pues bajo sus forma de entender el mundo, el sacrificio es una manera de demostrar amor.
• Se creen imprescindibles en la crianza de sus hij@s, y por ello necesitan estar presentes para tomar las decisiones oportunas y/o supervisar las decisiones que tomen otras personas responsables (como, por ejemplo, los padres y/u otros familiares directos).
• No delega, se dedican exclusivamente a la crianza, lo que a la larga puede crear problemas de estrés continuo.
• Evita el sufrimiento de los suyos, le cuesta decir no y poner límites adecuados
• Pretende hacer feliz a la otra persona a costa de cargar ella con todo el peso, dejando a un lado su propio bienestar y felicidad
• Se cree responsable de la conducta y las responsabilidades de l@s hij@s.
• Son personas muy perfeccionistas, que buscan también el perfeccionismo en todo lo que tenga que ver con su familia
• Evidencian, en la parte invisible del iceberg, una baja autoestima y una necesidad de aceptación social muy elevada. Esta es una de las razones por las que la madre con Síndrome de Wendy asume la realización de todos los cuidados.

¿Qué consecuencias posee el Síndrome de Wendy?

Consecuencias para la madre

• Asume un rol que, a la larga, es muy difícil de sostener: Una persona no puede estar pendiente de todo en todo momento, y hacerse responsable de todos los miembros de su familia. Es una clara falta de respeto hacia una misma y hacia los demás (porque les impide desarrollarse de manera independiente).
• A la larga, el estrés puede causar problemas psicológicos.
• Se produce un desajuste entre las creencias y la realidad: El sacrificio no es la vía más adecuada para demostrar el amor hacia los demás. Ideas como estas alimentan creencias irracionales, que cada vez van creciendo y ganando terreno en nuestros pensamientos y en nuestra manera de actuar.

Consecuencias para l@s hij@s:

• Crea hij@s con el Síndrome de Peter Pan: Este síndrome se caracteriza por el miedo a crecer, a afrontar las dificultades de la vida, a ser responsable y, en definitiva, a ser una persona autónoma y funcional a la hora de dirigir su vida. Crea hij@s dependientes de los demás.
• No favorece el desarrollo total de las personas que se encuentran a su alrededor
• No aprenden a gestionar sus asuntos, a solucionar sus problemas, a hacerse cargo de sus vidas.

¿Cómo evitar que este síndrome se apodere de nosotr@s?

Como decía, la maternidad nos empuja a sobreproteger a nuestr@s hij@s. Si por nosotras fuera, les ahorraríamos cualquier situación negativa, cualquier cansancio y sacrificio, ¿a que sí? Pero sabemos que este no es el camino, porque así solo evitamos que aprendan a gestionar sus asuntos. Si, claro, me diréis; pero es el instinto.

En muchas ocasiones, infravaloramos las capacidades de nuestr@s hij@s, pensando que no son capaces de realizar una actividad concreta, y que por ello, nos necesitan. Os puedo decir que, si os convirtierais en meras espectadoras y evitarais ser las manos de vuestr@s hij@s, os daríais gratas sorpresas. Eso es, por lo menos, lo que me ha pasado a mi. Claro que, para dejar que ocurra, debemos retirarnos y entender que, evidentemente, no somos imprescindibles para muchas cosas (para otras sí, lógicamente). Y dar este paso no siempre es fácil, porque nuestro instinto de protección nos empuja a estar presentes siempre, y luchar contra este instinto es bastante difícil; va impregnado en nuestra biología. Pero es cierto que dar la oportunidad a nuestr@s hij@s de que sean ellos los que tomen las riendas de su día a día también forma parte de la maternidad, y por ello, debemos potenciar que así sea.

¿Has reconocido este síndrome en tu estilo de crianza? ¿Conoces a alguien que lo padece? Cuéntamelo en comentarios. ¡TE LEO!