Óscar Sinela es tan prudente hablando de su libro como lo es el propio texto de sí mismo. Y ¿quién es Óscar Sinela? Y ¿de qué criatura literaria es padre? Tan suave en sus formas como lo es, aparente y contradictoriamente, su propio trabajo y, sin embargo, sus maneras dejan leer entrelínea algo que no concuerda con su aparente bonhomía, que nadie duda de que la tenga, pero parece esconder algo más.
Todo alrededor del libro despista. La edición de “El chico sin identidad” no es la habitual para la editorial que lo ha publicado, Temas de Hoy, en formato más pequeño al habitual una no sabe si tiene un cuento entre las manos, un cómic, un libro de relatos... Editado en tapa dura, desde la portada un niño calvo, desnudo, con unos ojos ciegos clamorosamente abiertos y con los brazos extendidos aparece bajo un subtítulo que reza: Escucha, siente, confía... solo entonces sabrás que ha llegado el momento. Toda una declaración de intenciones que puede confundirse con una buena operación de marketing.
Sinela mira al lector, desde la contraportada, con cara de niño bueno. Un chico guapo, actor para más señas, que ahora anda dándole vueltas a un curso de dirección, un chico inquieto y también uno de los intérpretes de Física o Química, una serie de las que revoluciona las hormonas juveniles femeninas. Con esos datos no se sabe qué habrá en el interior y el propio autor no quiere desvelar demasiado prefiere que sea el lector el que saque sus propias conclusiones.
Inspirado en el universo de Tim Burton, Sinela ilustra también las páginas que hablan de sentimientos, virtudes, defectos... de los que todos somos acreedores o deudores, depende del momento en el que se encuentre nuestra balanza vital. Una búsqueda de la identidad a modo de viaje iniciático, atrapando las de otros, mimetizándonos, empatizando, adaptándonos o... simplemente aprendiendo. De esos libros que merece la pena leer.