Revista Arquitectura

Sinergia entre el arte y la arquitectura

Por Vilanova_studio
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Una delgada línea imaginaria amalgama estas profesiones. El artista Néstor Otero logró reunirlas en una muestra que homenajea al Obelisco en sus 75 años.
Sinergia entre el arte y la arquitectura
En la teoría matemática de los conjuntos, que tanto machacaron en la escuela primaria, la intersección es la parte común que tienen dos o más de ellos. Clorindo Testa, Justo Solsona, José Ignacio Miguens, Edgardo Minond, Miguel Baudizzone, Juan Fontana, Roberto Frangella, Roque Frangella, Pablo Iglesias Molli, Miguel Jurado, Gustavo Navone, Isaac Rasdolsky, Jorge Sábato, Horacio Sardin, Rolando Schere, Jorge Sarsale y Damián Vinson son algunos de los nombres que están en la confluencia de estos dos conjuntos: son arquitectos y son artistas. A todos ellos, Néstor Otero (también en la unión de las dos disciplinas) logró reunirlos en una muestra de pintura, escultura y fotografía que homenajea los 75 años del Obelisco en el Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo (CPAU). "No creo en los números ni en las fechas, pero las Bodas de Diamante significan mucho. El Obelisco termina en una punta como si fuese un diamante", suelta Otero, curador de A + A (Arte y Arquitectura). Al convocar a sus amigos y conocidos aparecieron los nombres ineludibles. "Cuando empecé a invitarlos, surgió el tema de la medida del bastidor. Y como esto también me parece arbitrario, pensé en 75 x 75, que son los años que cumple, o en 36 x 36 porque el Obelisco se inauguró en 1936. Lo consulté a Clorindo Testa y quedó la medida más chica, porque le parecía más divertida. Al fin usamos 40 x 40, que es un estándar de tela", comenta.
Otero contactó a los hijos de Alberto Prebisch, el arquitecto que proyectó el Obelisco, quienes le proporcionaron una cantidad de datos que sirvieron de sustento a la exhibición. "La investigación empezó siendo muy seria, en las bibliotecas de Sociedad Central de Arquitectos y del CPAU. Busqué todo el material publicado, tanto del monumento como del ensanche de la avenida 9 de Julio y la apertura de Diagonal Norte", agrega mientras rápidamente aclara que Testigo Silencioso no es una muestra histórica. "Yo no estoy para nada en desacuerdo con la historia, pero lo que más me divierte de la muestra es que expresa lo que significa el Obelisco para todos los que mostramos nuestros trabajos. Y no lo expresamos desde el conocimiento sino desde la subjetividad. Y eso es lo que, a mi entender, lo convierte en un elemento absolutamente vivo".
La seriedad lo invade cuando nombra la cantidad de momentos y situaciones que el Obelisco registró de manera callada. "La única cosa que me molesta es que no quisiera verlo en las tapas de todos los diarios o en la editorial de todos los noticieros como causante de miles de muertes. Porque el subte de la línea B, el de la C y el de la D se cruzan por debajo del Obelisco. Los subtes cambiaron la disposición de sus asientos en los últimos años, estiraron sus recorridos y si antes entraban 200 personas en un vagón en las horas pico, ahora entran 500. Yo creo que hay que evitar esa combinación entre las cinco de la tarde y las ocho de la noche, porque creo que Cromañón va a pasar a tomar el tamaño del botón de una camisa comparado con lo que puede llegar a suceder ahí abajo. ¿Y entonces quién será el Chabán de esta catástrofe? ¿Prebisch que ya está muerto?", interroga Otero con el ceño fruncido y abriendo una puerta que excede al arte e, incluso, a la arquitectura.
Lorena Obiol.

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