Revista Educación

Sinsentidos

Por Siempreenmedio @Siempreblog

Sinsentidos

7 octubre 2013 por alhobo

Trabajamos para tener dinero para poder comer, educar a nuestros hijos, tener un techo bajo el que cobijarnos y algo de ropa que ponernos. Hasta ahí bien; pero una vez cubiertas esas necesidades, ¿en qué nos gastamos lo poco que queda?, ¿lo han pensado alguna vez?

Nos gastamos el dinero en pagar a alguien que cuide de nuestros hijos, quien a su vez tiene que dejar a los suyos con otra persona; en  contratar a alguien que cocine y limpie por nosotros, en comprarnos ropa “chic” para ir a trabajar y en pagar la gasolina y el coche que nos lleva al curro. Trabajamos para trabajar.

El dinero que ganamos lo gastamos en una casa en la que nunca estamos y que es del banco, en un ordenador personal que nunca encendemos y en una tele que nos atonta. Metemos nuestros ahorros en un apartamento en la playa que utilizamos un mes al año y en unos zapatos de tacón que nos machacan los callos.

Nos gastamos el dinero en pagar un gimnasio donde compensar las horas que pasamos sentados en el trabajo y en beber esas cervezas que nos liberan los viernes del estrés laboral de la semana. También en pagar las gafas que nos obliga a llevar la vista cansada que padecemos por pasar tantas horas frente al ordenador y en comprar cosas que no nos hacen falta y que, probablemente, nunca necesitemos.

¿Ustedes le encuentran sentido a esta locura? Yo, cada vez menos. Si eliminamos todas estas cosas, todas estas incongruencias y sinsentidos, si trabajamos menos horas al día… Seguro que ganaríamos menos dinero, pero también haríamos nosotros mismos muchas de esas cosas que ahora tenemos externalizadas y eliminaríamos muchos gastos tontos que hacemos por hacer o por culpa de ese trabajo alienante. Entonces, si pudiéramos trabajar menos horas al día, si repartiéramos esas horas de trabajo entre más personas, ¿no seríamos todos más felices?


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