Revista Cultura y Ocio
"Mientras recorre a pie la Quinta Avenida a medianoche, Spofforth arranca a silbar. Desconoce el título de la melodía y tampoco le interesa; es compleja, la silba a menudo cuando está solo. Lleva el torso desnudo y los pies descalzos, solo viste unos pantalones caquis; siente el pavimento viejo y deteriorado bajo los pies. Camina por el centro de la ancha avenida; hay parches de hierba y maleza alta a ambos costados, donde las aceras se agrietaron y luego se deshicieron hace ya mucho tiempo, y así continúan, a la espera de unas reparaciones que no llegarán nunca. En los parches de vegetación, Spofforth oye un variopinto coro de chasquidos y del roce de las alas de los insectos. El sonido lo inquieta, como siempre en esa época del año: la primavera. Hunde sus grandes manos en los bolsillos. De inmediato, incómodo, las vuelve a sacar y comienza un trote largo, ligero, atlético, en dirección a la enorme silueta del Empire State".
También conocida como El pájaro burlón, hoy traigo a mie stantería virtual uno de esos títulos de los que uno oye hablar durante mucho tiempo y tarda tiempo en cruzárselo en su país. Se trata de Sinsonte.
Viajamos al futuro para encontrarnos un mundo bastante deprimente. La gente ha perdido el interés en relacionarse, los programas que les empujaban a ello han funcionado y ahora Paul y Mary Lou son posiblemente los dos últimos niños que quedan. Atrás quedaron las familias, los hacinamientos, las responsabilidades personales y todas esas cosas que un día formaron parte de la sociedad y los robots realizan tareas para acomodar la vida de las personas. El problema es que las personas viven drogadas, y el mundo se cae a pedazos casi literalmente porque parece que todo en absoluto ha dejado de importar. Incluso los robots se suicidan, salvo Robert, que no puede hacerlo y parece querer crear una ilusión pasada de convivencia y hogar. Y en este mundo Paul y Mari Lou se conocen en un zoo. Paul ve que Mary es muy inteligente, incluso demasiado para haber logrado seguir viva, pero ni siquiera sabe leer. Escapó y acabó viviendo con un hombre mayor y junto con el adoctrinamiento, ha perdido alguna que otra ventaja, y ahora él será el encargado de enseñarle, algo que no hace ninguna gracia al robot que no duda en denunciarles. El libro es por supuesto bastante más complicado ya que quien denuncia es quien precisamente busca a la única persona que parece saber leer, la lectura incluye los interludios del cine mudo (algo que confieso me pareció romántico como idea) y la forma y el carácter del robot son dignos de ser descubiertos poco a poco. Lo cierto es que Tevis realiza un bonito recorrido no solo por el cine mudo, también hay referencias literarias durante el tiempo de aprendizaje que no se refiere solamente a la enseñanza, ya que Paul aprende sobre sentimientos a lo largo de toda la novela. Situada en el lado contrario para decir lo mismo que títulos como Farenhait 451, Tevis considera la literatura un valor esencial en la educación e impulso hacia un pensamiento libre y, en lugar de quemar los libros, presenta un futuro con una población reducida a unos millones de personas que, en su inmensa mayoría, no saben leer y escribir y viven adormecidos una realidad que se cae a pedazos. La sensación de un mundo moribundo trasciende pese a que el lector no tiene contacto con la población a la que el autor alude, ya que se centra en este pequeño grupo para narrar su historia. Y lo que sabemos es que en el futuro, pese a que el ser humano solo busca vivir sin preocupaciones y que se lo den todo, se han perdido las ganas de vivir.
Sinsonte es una novela que desarrolla muchos de los básicos de la ciencia ficción. Un libro entretenido que se ha convertido en un clásico para amantes del género pero ha pasado desapercibido para la población general. Y, si me preguntan a mi, es el guión perfecto para una buena película.
Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana? Gracias.