SINTESIS DEL LIBRO: EL PODER DE LA VOLUNTAD.
AUTORA: MATILDE AGUILAR.
La voluntad es un mecanismo imprescindible para lograr tener un carácter firme, que a su vez nos proporcionará la confianza en nosotros mismos, esa confianza que nos permite emprender y llevar a cabo todas las metas que nos proponemos.
La voluntad es una facultad que nos da la energía necesaria para ejecutar nuestros planes de acción. Por tanto, debemos conservarla y no malgastarla en inútiles expansiones.
Sin embargo, algo que perturba la voluntad, son las fuerzas antagónicas de acción. Estas fuerzas nos impiden, muchas veces, realizar nuestras responsabilidades, debido a que el aburrimiento o la pereza nos invaden. Automáticamente sentimos el deseo de dejar el quehacer y sumergirnos en una actividad más grata. Así que se arma una lucha entre nuestro razonamiento que nos dice que debemos realizar nuestro compromiso versus el deseo de evitar hacer el esfuerzo. Del resultado de este combate dependerá la conducta a seguir.
Muchas de estas fuerzas antagónicas, se alimentan de impulsos emocionales que destruyen nuestra voluntad. Entonces, para evitar que esto ocurra, tenemos que mantener total dominio de ellos. Y esto se logra satisfaciéndolos de una forma equilibrada y sana.
Los principales impulsos emocionales son los siguientes:
- El deseo de aprobación: Este es un impulso natural en el ser humano. Deseamos hacernos valer ante los demás hasta tener su aprobación, pero muchas veces cuando vamos buscando satisfacer este impulso, caemos en la vanidad, por eso es necesario tener seguridad en uno mismo y a la vez tener humildad. Esto último, nos salvará de la tendencia a querer deslumbrar a otros, y esto al final hará que las personas nos valoren de verdad.
- La expansividad: Esto se refiere a una excesiva comunicación entre uno y los otros, lo que no permite que seamos discretos, y causa que estemos dando nuestra opinión cuando no es pedida. Cuando nos comunicamos en exceso, perdemos energía y fracasamos en muchos proyectos e iniciativas. También la expansividad nos puede llevar a estar envueltos en discusiones, que drenan nuestra energía, la cual podría utilizarse para fines más productivos. Por eso, lo recomendable es, escuchar con calma, luego expresar nuestro parecer solo cuando sea conveniente.
No es bueno caer en provocaciones, ni emitir juicios innecesarios. Es mejor dar a cada asunto su justa importancia. Si hay personas que desean malgastar su energía, que las gasten ellos. Procuremos mantener la nuestra.
- La impaciencia, los arrebatos, la rabia: Todos estas características acaban con la paz del ser humano. Por eso tenemos que dominarlos para obtener tranquilidad espiritual y así poder hacerle frente a las provocaciones con las que tenemos que lidiar día a día. Es necesario que controlemos la irritabilidad y la agresividad, ya que esto nos dará un autodominio que nos ayudará a desarrollar nuestra voluntad, a tener un carácter tolerante que nos permita tener relaciones sanas con las personas de nuestro entorno.
Ahora bien, otro aspecto importante, es mantener nuestra mente sana y equilibrada. Debemos lograr que nuestra mente sea capaz de regular al cuerpo, para que este también se mantenga sano. Esto nos brindará una preparación para muchos de los obstáculos que tengamos que enfrentar.
Cuando nuestra mente está equilibrada, logra deshacerse de muchas malas costumbres, que no permiten que nos desarrollemos al máximo. Por ejemplo, desvelarnos, tener adicciones y alimentarnos incorrectamente, son hábitos perjudiciales que tenemos que ir dejando atrás. Todo ese proceso de cambio, va fortaleciendo nuestra voluntad.
En el proceso de cambio de actitudes para lograr nuestras metas, muchas veces vemos que otras personas logran las cosas primero que nosotros, y esto nos hace considerar que tienen demasiada suerte, pero también encontramos muchísimas personas nobles, que aun así todo lo que emprenden resulta ser un fracaso total. Es como si estuvieran condenados a sufrir todo tipo de desgracias. Así que nos quedamos desconcertados.
Sin embargo, la realidad es que los acontecimientos desfavorables están fuera de nuestra responsabilidad, todos estamos propensos a pasar por uno o más de ellos mientras estemos vivos. Y algo tenemos que hacer al respecto. Las medidas que tomemos sí son nuestra responsabilidad. Por eso aunque seamos consideradas buenas o malas personas, son nuestras acciones las que determinarán si nos irá bien o mal en la vida.
Para tener el éxito que deseamos, tenemos que tener desarrolladas nuestras facultades mentales, aparejada con una fuerte personalidad y nuestra individualidad. También es necesario mantener la actitud que nos llevará a cumplir nuestros propósitos. Si fracasamos, entonces tenemos que analizar en qué fallamos, para no volver a cometer los mismos errores. Teniendo la suficiente confianza en nosotros mismos, para volverlo a intentar hasta lograr lo que nos proponemos.