Revista Cultura y Ocio
Más allá de las distintas siglas de las formaciones políticas que concurrieron a estas elecciones, a mi entender, el de un neófito, España sigue, aún hoy, partida en dos: la España de derechas y la España de izquierdas. Y, ojo, la España política, la que vota, y la España apolítica, la que se queda en casa. En ese sentido, nada nuevo bajo el sol. Sin embargo, la ilusión y la esperanza de la gente se han hecho realidad en, por ejemplo, Barcelona, con Ada Colau, y en Madrid, con Manuela Carmena, así que, es de suponer, que pronto, en esas dos ciudades, empezarán a paralizarse los desahucios definitivamente. Sea como sea, tienen, ambas, un reto sumamente difícil por delante. Pero no imposible. Uno, aunque se lo veía venir, lamenta la casi desaparición de IU. A mi juicio, en la comunidad de Madrid, eligieron al candidato poético y a la corriente poética equivocados. Según lo veo yo, tienen, a primera vista, dos opciones: o pasarse en bloque a Podemos, lo que conllevaría el desembarco en esta formación de los intelectuales de consumo de izquierdas, o hacer una limpieza a fondo en sus filas y morir, si hay que morir, como espartanos, con nobleza, en las próximas generales. En cualquier caso, lo tiene jodido IU. Aunque en Asturias resiste. En cuanto a mi barrio, Cimavilla, Cimata, es el único sitio de Gigia en donde ha vencido Podemos, como se ve en el mapa con el que despido este breve y simplón análisis de los resultados electorales:
Sitio Web de la Imagen
Y mañana este blog sigue con la poesía de Stephane Furber.