La enfermedad de Crohn es una dolencia inflamatoria que se produce en el intestino, especialmente entre el final del delgado y la primera porción del intestino grueso.
Se caracteriza por una ulceración crónica de la zona afectada del intestino que produce sangrado y estrechamiento intestinal, llegando a poder producir una obstrucción. Sus principales síntomas son lesiones anales, fiebre, dolores abdominales, aftas bucales, fatiga, perdida de peso, anorexia, dolor y calambres en el cuadrante derecho del abdomen. También es posible que los pacientes presenten una deficiencia de hierro y de vitamina B12 por una mala absorción.
La evolución de la enfermedad de Crohn se produce a través de una serie de brotes y remisiones que se alternan en el tiempo. Cuando no se cuida la dieta se producen recaidas fuertes que incluyen los síntomas habituales y que pueden ser cada vez más importantes. Su diagnostico se suele hacer a través de una endoscopia o una exploración radiológica, junto a la historia clínica del paciente.
El tratamiento de la enfermedad de Crohn consiste en reposo, administración de fármacos y en una dieta adecuada de fácil digestión, baja en fibras y grasas y alta en proteínas y calorías. Si la enfermedad está muy avanzada o con complicaciones se recurre a la cirugía . A nivel nutricional hay que evitar los alimentos crudos o cocinados con demasiada grasa, favorecer la hidratación y evitar los azúcares refinados. También es importante evitar el estrés siempre que se pueda ya que es uno de los factores que influyen más en el equilibrio de nuestro organismo.